viernes, 11 de octubre de 2019

Socorro González-Sepúlveda Romeral: Mi familia y otros animales






Cuando nos apretamos todos alrededor de la mesa del comedor, pienso que somos una familia grande: El abuelo Francisco, mis padres, mis ocho hermanos, yo soy la pequeña, el tío soltero, que vive con nosotros y, a veces, vienen a casa algunas de mis primas, atraídas por el bullicio que se respira en ella.

En la casa también viven la Gorda y la tía Paula. La Gorda lleva la bandeja de la comida en alto y se defiende de mis hermanos con la espumadera, porque atacan las patatas fritas antes de llegar a la mesa. La tía Paula, muy viejecita, sentada en una silla baja, siempre está cerca de la lumbre o tomando el sol.
Los lugares donde hay mucha gente suelen atraer a más, así, nuestra casa se ha convertido en el punto de encuentro, para todos nuestros amigos. Todos ellos y, otros animales, componen mi familia.

Terrible y Temblores son los dos perros grandotes, que vigilan la casa. A pesar de su nombre Terrible es bueno y Temblores muy miedoso. Cuidan de nosotros los más pequeños y, solamente ladran al médico y al practicante porque saben que no nos gustan. Los gatos son de todos los colores blancos, negros o atigrados.  Tienen a las crías detrás de las tinajas y las transportan cogiéndolas por el cuello, pero no les hacen daño. Cuando son pequeños tienen los ojos cerrados y maúllan como niños recién nacidos.

Un par de palomas picotean en el patio, macho y hembra. Tienen el nido en lo alto del gallinero, sus pichones son blancos, como de algodón. Me gustaría jugar con ellos, pero forman parte de nuestra dieta y, son sacrificados sin piedad. Mi padre tiene, en el patio, dos jaulas con perdices, que utiliza como reclamo cuando va de caza. Cantan con frecuencia “Cuchichi, cuchichi”, él les contesta “Cuchichi, cuchichi”. Los pollitos, cuando salen del cascarón, también viven en el patio con su madre. Me acerco con cuidado para echarles migas de pan mojado, la gallina, para defenderlos quiere picarme. Yo le digo que no quiero hacerles daño ─ya sé que los animales solo hablan en los cuentos─ pero yo les hablo y creo que me entienden, así, el burrito gris, manso, que vive en la cuadra y podemos montar los pequeños, incluso me contesta con un rebuzno.

Hay otros animales como lagartijas, escarabajos, los abejorros, las mariposas y hasta los gusanos de luz, pero estos ya no forman parte de mi familia.
            

© Socorro González- Sepúlveda
         

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