Una curiosa historia desconocida para muchos.
El Cristo de las Mieles, del artista sevillano Antonio Susillo,
uno de los escultores más famosos del XIX, preside el Cementerio de San
Fernando de Sevilla. Bajo esta escultura descansa su autor, que se suicidó a
los 41 años, disparándose un tiro en la cabeza, al comprobar que había puesto
las piernas al contrario en la obra que debía ayudarle a salir de la ruina en
la que se encontraba.
Es sin duda una de las esculturas más conocidas por los
sevillanos, entre otras cosas por la historia que la acompaña: Cuenta la
leyenda que, a los pocos días de ser enterrado el escultor a los pies de su
última obra, los sevillanos observaron que el Cristo de Susillo lloraba miel.
Tal fue el revuelo que el Vaticano mandó una delegación para investigar el
suceso.
Sin embargo, no se trataba al parecer de ningún milagro, sólo era
que una colmena de abejas se había instalado en el interior de la escultura, y
en los días de calor la miel se fundía y caía por la boca del Crucificado. Desde
entonces es conocido como el Cristo de las Mieles.
©Blanca del Cerro
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