Opino que existen dos tipos de personas:
las que empiezan de nuevo en enero y las que lo hacen en septiembre. Las
que comienzan con el cambio de año se prometen que en los doce meses que están
por estrenar cambiarán las cosas, se apuntarán al gimnasio, dejarán de fumar,
leerán más… Mientras que las que dan el pistoletazo de salida en el noveno mes
del año apuestan por retomar la rutina con energías y renovadas y algunas
diferencias.
Vamos a especular, juguemos un rato y
dejémonos llevar. Demos
por hecho que somos los que apostamos por septiembre como el mes de volver a
empezar. Hagamos el esfuerzo mental de reflexionar sobre qué queremos para este
arranque de curso.
Empiezo yo.
Quiero paz interior para no perder la
alegría. Necesito calma para enfrentarme a los retos que me puedan salir
al paso en el camino, placidez para no perder la paciencia con la gente
que me rodea. Sosiego en los momentos oscuros y la frialdad suficiente
para que las cosas que no tienen importancia supongan un poco de viento en mi pelo.
Resumiendo, quiero tranquilidad. Creo
que es lo mejor que se le puede pedir a un nuevo comienzo.
¿Estáis de acuerdo conmigo, o pedís algo
diferente a este nuevo curso que acabamos de empezar?
© MJ Pérez
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