sábado, 11 de mayo de 2013

Ramón L. Fernández y Suárez: Tres episodios musicales




Leí el programa de mano según pisaba los escalones del vestíbulo:

TEATRO REAL
27 de noviembre de 1967
Concierto
Orquesta Nacional de España
Director: Rafael Frühbeck de Burgos
Solista: Arthur Rubinstein
I
 Johannes Brahms, Concierto num. 2 en si bemol mayor, Op.83 para piano y orquesta…



Me acerqué al ujier junto a la puerta principal, mostré el billete y tras unos pocos pasos otro mozo uniformado me indicó el asiento y desapareció tras recibir unas monedas. Estaba ausente. Desde hacía unas horas me envolvía la nostalgia, esa especie de gasa incolora que a ratos me distancia del mundo circundante. Miré alrededor. La sala comenzaba a animarse con el murmullo habitual y el destello de las joyas aparentemente heridas por la luz de la gran araña de cristal. Aromas exquisitos. Hombros desnudos dando base a cuellos cincelados que soportan hermosos nudos de negrísimos cabellos. Pierdo el contacto con la realidad… Los aplausos me hacen regresar e imito el gesto. El director saluda al público. El intérprete invitado repetía suavemente el ademán. Silencio. Primeros acordes…
Ando sobre las aguas al ritmo de las olas bajo un hermoso plenilunio que refleja el mar. Solemne avanzar  con rumbo a la apoteosis de las almas. Evasión gloriosa, jubiloso ingreso en dimensiones siderales…Nuevamente los aplausos, de todo punto inoportunos, me hacen regresar. Me sorprendo al experimentar una energía armoniosa que me devuelve al reino de los vivos. Se ha disipado la nostalgia como la niebla matinal es deshecha por la claridad solar. Al segundo movimiento soy un hombre nuevo.



AUDITORIO NACIONAL DE MUSICA (Madrid)
Sábado 27 de abril de 2013
Concierto
Orquesta Nacional de España
NIkolaj Znaider, director
Yefim Bronfman, piano.
I

Richard Strauss                                                          Don Juan, opus 20

                                                                                  Der Rosenkavalier, suite opus 59.
                                                                                  II
Johannes Brahms                                                      Concierto para piano y orquesta núm.2,
                                                                                 En si bemol mayor, opus 83.



Tras tomar asiento leo el programa y me dispongo para unirme mentalmente a este homenaje que el director rinde hoy al tardo-romanticismo alemán a través de dos de sus más inspirados compositores. Durante la primera ejecución siento que la interpretación no termina de convencerme. Falta pulso en la dirección, quizás. Los metales me parecen algo díscolos.
La segunda obra es una de las deliciosas suites que el mismo autor preparó en 1945 a partir del milagro músico-vocal, equívoco y barroco, que dio en llamar El Caballero de la Rosa. Invención genial. Fabulación encantadora que me arrastra nuevamente a ensoñaciones anteriores…



Sociedad Pro-Arte Musical
TEATRO AUDITORIUM
13 de enero de 1958
Concierto
Orquesta Sinfónica de Filadelfia
Eugene Ormandy, director.
I

Richard Strauss                                                            El Caballero de la Rosa, opus 59,
                                                                                    Suite de valses.
                                                                                    II
Johannes Brahms                                                        Sinfonía núm…



Primer vislumbrar maravilloso del universo musical. Inverosímil yuxtaposición de temas que se transparentan dentro de una unidad magistralmente concebida. Quiero oír más música, empaparme de cultura. Siento encararme a un mundo ilimitado y novedoso. Necesito saber más para disfrutar mejor. En ese instante es aún pronto para comprender que todavía no he cumplido diecisiete años. El camino se ha hecho largo, jubilosamente inabarcable. Cinco décadas más tarde se es consciente de que la andadura no terminará; de que no hay fin ni límites para el conocimiento. Que el universo ideal y material trasciende nuestra capacidad de entendimiento. Siempre existirán las emociones.
La ovación que sigue al final de esta segunda suite me hace re-encontrar con el presente. Los bravos se repiten y mi mente, sumada al entusiasmo colectivo, se pregunta: ¿qué porcentaje de esta aclamación corresponde al director, cual a los músicos y cual al compositor? De inmediato me decanto por la última de las opciones. Una vez más establezco el paralelismo: si la literatura precede a la palabra, la inspiración debe existir antes de la creación que es siempre anterior a la interpretación. Esto es puro idealismo, rápidamente me respondo. Medito en torno a ello y entonces me replico: las artes viven solo en esferas ideales, los soportes materiales solo son vehículos de su expresión.
De nuevo se encienden las cuatro grandes lámparas multi-reflectoras que iluminan los diferentes sectores del aforo. Comienza el intermedio. Salgo al exterior por estirar las piernas y respirar el aire húmedo y frío de esta tarde primaveral donde nuevamente se escucha hablar acerca del veintiséis por ciento de parados, de la prima de riesgo y de la general caída de las bolsas europeas.




© Ramón L. Fernández y Suárez



Licencia Creative Commons




No hay comentarios:

Publicar un comentario