De nuevo, el otoño,
temperatura más fresquita, hojas que caen, cierta sensación de melancolía y
nostalgia del verano que se fue y de otros valores que también se están
marchando, buena educación, creatividad inteligente, altruismo…
Pero no debemos mirar
tanto hacia atrás, quizá no éramos mejores, simplemente más jóvenes, con más
ilusiones y proyectos, olvidemos añoranzas, volvamos a empezar, un axioma dice:
“renovarse o morir”, pues a renovarse y a vivir, pilas cargadas y adelante,
“nunca es tarde si la dicha es buena” y seguro que nos sentiremos mejor con
talante optimista, tratando de ver los días desde la más favorable perspectiva,
encajando los golpes inevitables que nos da la vida sin desalentarnos, saber
disfrutar del momento, del hoy y el
ahora con plenitud y sencillez, buscando el ocio positivo, la amistad, y las
alegrías pequeñitas, esas que están al
alcance de nuestra mano.
En algún sitio leí y lo
anoté que “somos y nos convertimos en aquello que pensamos decimos y hacemos,
nadie puede ser feliz si no sabe vivir en grata compañía con uno mismo”, ya sé
que es muy fácil decir y muy difícil realizar, pero creo que si nos empeñamos y
ponemos en juego voluntad y energía, con la ayuda de Dios, lo conseguiremos.
Con toda seguridad,
habrán observado cómo, de cualquier edad, las personas cascarrabias, quejicas y
victimistas, generan soledad, mientras que las vitales y entusiastas… amistad y
compañía. Y es que las personas, como las plantas, necesitan luz y calor para
lograr paz, armonía y ganas de vivir.
¿Todo esto es demasiado
filosófico, demasiado utópico? Creo que
no.
Ustedes ¿Qué opinan?
© Isabel
Martinez Cemillán.
Somos lo que pensamos, decimos y hacemos por Mª Isabel Martínez Cemillán se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Pues yo opino, ya que me das pie para ello, que tienes razón, que hay que renovarse, cambiar todo aquello que no nos resulta agradable y que no hace sentirnos mal.
ResponderEliminarGracias