MADRID, ED. SEXTO PISO, 2015 (7ª
EDICIÓN) ISBN: 978-84-15601-34-0 |
Comienza la narración. Parece un diario a través del
que Mary, la protagonista, necesita contarnos algo. Y necesita hacerlo con
sinceridad porque lo que busca en nosotros, los lectores, es que la creamos. El
libro lo está escribiendo con su propia mano, en el año mil ochocientos treinta
y uno, fecha en la que tiene quince años. No hace uso de mayúsculas, ni en esta
página ni en el resto del libro, con lo que nos consta su precaria
alfabetización, la cual se verá corroborada desde un punto de vista estilístico
por la abundancia de repeticiones, el abuso de nexos copulativos y la ausencia
de estilo directo en los diálogos. Deducimos, a partir de su escritura, que Mary
ha nacido en un estrato social desfavorecido pero que algo extraordinario debe
haberle sucedido para que estemos delante de su testimonio escrito.
Y no nos equivocamos, pues lo que nos quiere contar es
cómo aprendió a leer y a escribir, y las consecuencias trágicas que se derivaron
de esa necesidad que un día la apremió y ya no la dejó en paz.
Desde el lugar donde nos está contando su historia ve
el exterior con una percepción casi microscópica, como si la observación de la
naturaleza y sus ciclos fuera algo consustancial a su ser, algo que surge de
ella de forma básica y espontánea, con la poesía que solo se manifiesta a los
ojos del que sabe mirar.
La narración de
Mary va a abarcar cuatro estaciones, que son las partes en las que se divide la
obra. Al final de esta sinfonía, precisamente con la primavera, la autora
ofrecerá una escalofriante paradoja que sucederá al mismo tiempo dentro y fuera
de la protagonista y que, sin duda, nos sorprenderá.
Mary es albina, muy hermosa y arrastra una de sus
piernas. Ha aprendido a escribir y este hecho, vivido en un principio (y dada su
condición social) como una liberación, constituirá, en cambio, su condena. Al
disponerse a relatar lo ocurrido, como el Lazarillo de Tormes, quiere
empezar por el principio para dejar constancia de que lo que ha motivado “el
caso” (aunque nunca se nombre así) aquí sí tiene una razón de ser. Por tanto,
estamos delante de un relato autobiográfico en primera persona con la
consiguiente retrospectiva. Mary, como Lázaro, va a ser entregada a un amo para
que le sirva y en una misma casa cuatro personajes ejercerán en mayor o menor
medida su autoridad sobre ella. Y no dudará en recordar a los señores cuantas
veces sea necesario que ella está allí contra su voluntad para hacer ganar
dinero a su padre (entonces entendemos que a pesar de que en el seno de su
familia es maltratada y utilizada como un objeto masculino de trabajo ella
preferiría vivir en la granja laborando de sol a sol con tal de estar con su
abuelo, sus hermanas, los animales y el contacto de la tierra). Mary no
necesitará desarrollar su ingenio picaresco puesto que su lucidez, su positivdad
y su capacidad de adaptarse al medio le servirán de guías.
NELL LEYSHON Foto: © Anita Schiffer |
Sin embargo, Mary, por mucho que pudiera parecer la
trasposición del “buen salvaje” de Rousseau, sí sabe entretejer relaciones
humanas. Sin las dos más importantes que aparecen en el relato (a excepción de
la que mantiene con sus hermanas) no habría, quizá, una respiración deseable
fuera de lo primitivo. La primera y vital para ella es la relación con su
abuelo, en la que la complicidad y la risa brillan sobre un fondo de inevitable
denuncia. Y, por otro lado, la relación que vive con la mujer del vicario,
enferma, a la que se ve obligada a cuidar, donde encuentra la consideración y
las caricias maternales que jamás ha conocido.
En cualquier caso, la magia de la mirada que pone Mary
sobre las cosas y su sentido común nos llevan a la empatía y, lo que es más
extraordinario en esta novela, esa empatía tiene un camino de ida y vuelta hacia
nosotros mismos. Al comprender a Mary somos capaces de
comprendernos.
Del color de
la leche, como título, ofrece varias lecturas: el albinismo de la
protagonista que no es sino símbolo biológico de su inocencia; el contraste
ambiental entre la candidez de Mary y la oscuridad turbia que es telón de fondo
de la trama; la historia de tres madres que precisamente no han sabido
desempeñar su papel.
Esta novela fue recomendada por el gremio de libreros
de Madrid, en 2014, y yo deseo adherirme a esta sugerencia por su incuestionable
calidad, porque Mary se convierte en un personaje tan inolvidable como el mejor
de los clásicos, y por la atemporalidad del tema fundamental.
Dureza y poesía, desgarro y belleza en equilibrio
puro.
DEL COLOR DE LA LECHE de Nell Leyshon
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