A veces me gustaría
ser invisible.
No solo porque en
ocasiones el mundo me parezca un lugar demasiado frío.
En ocasiones me
gustaría convertirme en una narradora omnisciente para ver lo que ocurre desde
un rincón oculto.
Observaría lo que
hacen las chicas perfectamente maquilladas que veo en el transporte público a
diario de vuelta a casa. Descubriría su aspecto real tras todas las capas bajo
las que se ocultan.
Si pudiera,
perseguiría en silencio a aquellos que no paran de hablar por teléfono o a los
que leen en tranquilo silencio. Observaría sus bibliotecas y conservaría sus
títulos en mi memoria, preguntándome si merecen ser leídos.
A los políticos y a
los famosos, sin embargo, los dejaría en paz, pues ya los tenemos
suficientemente vistos. Me centraría en quien me encuentro en las calles, en
las personas anónimas cuya vida nadie conoce y reflexionaría, porque nadie
puede volverse invisible todos los días.
© M. J. Pérez
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