jueves, 7 de julio de 2016

Mª Isabel Martínez Cemillán: Mariano José de Larra


Mariano José de Larra
(1809-1837)
Museo Nacional del Romanticismo (Madrid)
José Gutiérrez de la Vega



Me prestan una novela, “El doncel don Enrique el Doliente”, no debo mostrar gran entusiasmo y me dicen, ¿sabes que la entonces princesa Leticia se la regaló a Felipe el día de su compromiso, por qué lo haría? Siento curiosidad, leo, me gusta, no intuyo el motivo, pero me encanta el lenguaje y me interesa el autor.

¿Quién fue Mariano José de Larra?, creo que el prototipo del escritor romántico testigo de su época, crítico, angustiado y valiente. Nace en Madrid en 1809, en la castiza calle de Segovia, por deseo de su padre, médico, comienza medicina, pero muy pronto cuelga los estudios porque lo que le gusta y quiere es escribir. Jovencísimo redactor, veintidós años, del periódico “El Español”, burlando la censura con el seudónimo de “Fígaro”, cuenta lúcida y críticamente, la España bajo el reinado del nefasto Fernando VII, escribe espléndidas criticas teatrales, reseñas costumbristas de fina y escueta prosa, “En este país”, “Vuelva Vd. mañana”, “Todo el año es carnaval “, algunas, hoy, de palpable actualidad, y varias obras teatrales dramáticas y exaltadas, como “Macías”,  casi biográfica porque Larra, tras un matrimonio desgraciado y roto, se enamora locamente de una mujer casada con un militar, Dolores Armijo, Lola, con la que vive apasionada, fogosa y clandestina relación que termina cuando le anuncia que se va a Filipinas con su marido, recientemente ascendido.

Tras una tremenda y violenta escena final, Lola se va, y Larra entra en el dormitorio donde tanto se han amado, coge su pistola, y, delante del espejo, se dispara en la sien. Acaba de cumplir veintiocho años.

Mariano José de Larra es uno de los escritores más importantes del siglo XIX, dejó importante y extensa obra, poemas, ensayos, obras teatrales, muchos, muchísimos artículos, tremendamente satíricos describiendo la hipocresía, vacuidad y corrupción de la sociedad de su tiempo con enorme talento, brillante lenguaje y gran irritación, debido al amor que sentía por España, gran calidad renovadora, como esta frase inolvidable: “en cada artículo entierro una esperanza, una ilusión, un amor fracasado, España más que la tierra de los antepasados debe ser el lugar de los hijos”.

Lúcido y formidable Larra, rabiosamente, increíblemente actual.
  

Tumba de Mariano José de Larra
Cementerio de San Justo (Madrid)




© Isabel Martínez Cemillán

  

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