miércoles, 12 de diciembre de 2018

Nacer mujer




No ha sido fácil a través de los tiempos. Hoy una gran mayoría disfruta de plenos derechos de ciudadanía, tienen acceso a la educación y al empleo, viven más años…, aunque todavía quedan muchas limitaciones.

A través de los siglos a la mujer se le ha dotado con el don de la invisibilidad. Hay muchos casos que lo demuestran:

Marianne Mozart o Fanny Mendelssohn con grandes posibilidades para la música se vieron imposibilitadas para ejercer una carrera profesional dado su sexo, mientras que sus respectivos hermanos triunfaban.

María Lejárraga, autora de decenas de obras teatrales, era su esposo quien las firmaba, atribuyéndose el éxito. También tenemos a Sofonisba Anguissola, pintora que estuvo en la corte de Felipe II, muchas de sus obras se la atribuyeron a otros pintores de la época.

Por suerte, algunas mujeres, no se mantuvieron a la sombra. Sor Juana Inés de la Cruz aprovechó su status religioso y se hizo de un nombre como escritora en el México colonial del siglo XVII.

Gabrielle Chanel dejando de lado su destino de chica pobre y gracias a un protector creó su propia firma de modas y Virginia Woof a la que, aun negándosele una educación de élite, como la que tuvieron sus hermanos, se convirtió en una gran escritora.

Susanna Horenbout cuya obra fue admirada por Durero. Antonia, hija del pintor Ucello o Sabina von Steinback que terminó la obra de su padre en la fachada de la catedral de Estrasburgo.

Artemisia Gentileschi, a pesar de haber sido violada por su maestro y acusada de libertina, perseveró logrando llevar a cabo una brillante carrera profesional. Properzia de Rossi no tuvo tanta suerte, ya que a pesar de haber conseguido en un concurso los relieves de la iglesia de San Pedro de Bolonia, fue perseguida y calificada de cortesana.

Angélica Kauffmann y Elizabeth Vigée-Lebrum consiguieron llegar a la cima de su profesión, logrando entrar en las academias, durante el siglo XVIII, algo que no conseguiría la escultora francesa Camille Claudel un siglo después.

Berthe Morisot, Käthe Kollwitz y Paula Modersohn-Becker lograron un reconocimiento serio.

María de Francia fue una de las más conocidas poetisas del siglo XII en la corte de Enrique II de Inglaterra.

Muchas compositoras, intérpretes o literatas lo fueron dentro del ámbito cortesano o del conventual. El convento era una opción muy deseable para mujeres con inquietudes musicales y literarias. Un ejemplo es Hildegarda de Birgen en el siglo XII, en la actualidad se le considera precursora de teorías ecologistas. El monasterio de las Huelgas en España fue famoso por su música, sus intérpretes y sus compositoras. Isabella Leonarda compuso numerosos libros de música, motetes, música para cuatro voces para las misas… en 1700. Tenemos a Teresa de Ávila entre ellas.

Con la llegada del Romanticismo algunas mujeres decidieron escribir amparándose en el anonimato o utilizando un seudónimo masculino que hicieran que sus obras fueran aceptadas. George Elliot era el seudónimo de Marian Evansa; George Sand el de Aurore Dupin; Ellis, Currer y Acton Bell, el de las hermanas Bronté.

Muchas se tuvieron que vestir de hombre para asistir a tertulias literarias y políticas, incluso para poder ir a la universidad como es el caso de Concepción Arenal.

En el ámbito científico Hipatia de Alejandría, nacida en el 370 a.C. fue la más famosa de la Antigüedad. Pagó con su muerte su sabiduría y autoridad. Trótula se adelantará a su tiempo en cuanto a la cirugía, los analgésicos y los cuidados del postparto.

Marie Meurdrac escribió en el siglo XVII el primer tratado de química escrito por una mujer, y en el XVIII Emilie de Châtelet fue una de las primeras personas que popularizó la física de Newton.

No será hasta el siglo XX cuando las mujeres afirmen su papel en el mundo de la ciencia. Maríe Sklodowska Curie y su hija Irene Joliot-Curie recibirán el Premio Nobel en 1911 y en 1935. Mileva Maric dejará de lado su carrera para volcarse en la de su marido, el también Premio Nobel, Albert Einstein.

Desde las legendarias amazonas griegas hasta las valquirias germánicas la historia nos muestra a mujeres guerreras. Curiosos son los casos de Juana de Arco y la Monja Alférez.

En política los casos de Catalina II de Rusia y Cristina de Suecia dan ejemplo de ello. Catalina de Médicis, Isabel la Católica, María Tudor hicieron un gran papel como mujeres de estado.


La mujer puede, lo que hace falta es que la dejen.

   

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