martes, 15 de octubre de 2019

La caída del Imperio Romano









Fue una lujosa superproducción dirigida por Anthony Mann, que contó con un deslumbrante plantel de actores: Stephen Boyd, Sophia Loren, Christopher Plummer, Alec Guinness, Omar Sharif, Mel Ferrer… y una elaborada trama histórico-dramática, coescrita por los guionistas Ben Barzman, Basilio Franchina y Philiph Yordan, aderezada con intrigas, batallas, romance y acción.  

A esto se suma los recursos económicos de los que hacía gala el productor independiente ruso-americano Samuel Bronston.

Se sabe que las películas históricas a veces tienen demasiadas licencias y no deben ser tomadas como palabra sagrada. Marco Aurelio no murió envenenado.

Se estrenó el 24 de marzo de 1964, con una duración de ciento ochenta y ocho minutos. No alcanzó el éxito económico y de crítica que se esperaba, pero hoy es valorada como de gran interés. Fue galardonada en 1965 con el premio Globo de Oro a la mejor música, una hermosa e inolvidable banda sonora del gran Dimitri Tiomkin.

Sofía Loren cobró un millón de dólares por esta película, y fue la segunda actriz después de Elizabeth Taylor (Cleopatra), en cobrar esa cantidad por una sola película.

La réplica que se hizo del Foro romano del siglo II, ostenta el récord Guinness como mayor decorado de la historia del cine. Se construyó en un terreno propiedad del Marqués de Villabrágima en Las Matas, en la Comunidad de Madrid. Se necesitaron mil cien obreros que emplearon siete meses en levantar la fachada del foro. Estos decorados se reutilizaron después para el musical Golfus de Roma.

La voz del narrador nos dice al final de la película: 

«…Una gran civilización no es conquistada desde fuera, hasta que ella misma es destruida por dentro».



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