La novela trata el
tema de la mujer insatisfecha y adúltera, constituyendo una referencia para ese
movimiento de la segunda mitad del siglo XIX, llamado «Realismo». También está
ligada a lo que se conoció como la novela alegórica, siendo una crítica a la
sociedad burguesa de su época. Su autor Gustave Flaubert se enfrentó en 1857 a
un proceso judicial por ofensas a la moral y tras ser absuelto, Madame Bovary
se publica con gran éxito.
La protagonista, Emma,
es una lectora asidua de las novelas románticas que no se corresponde con la
vida aburrida y monótona que le brinda su marido. Tendrán una hija. Se
enamorará de uno, de otro, contraerá deudas, hasta que…
La novela ha sido valorada como una obra maestra
por su increíble agudeza literaria. Se dice que es la novela más depurada en el
ámbito literario, un manual, un curso intensivo del género cuya vigencia no se
ve amenazada con los años.
Proust alabó la «pureza gramatical» del estilo de Flaubert. Henry James escribió: «Madame Bovary tiene una perfección que no solo la marca, sino que la hace casi única: posee una seguridad inaccesible y excita y desafía todo juicio». Nabokov comentó: «estilísticamente es prosa haciendo lo que se supone que hace la poesía». Vargas Llosa consideró en La orgía perpetua que: «el clímax erótico de la novela es un hiato genial, un escamoteo que consigue, justamente, potenciar al máximo el material ocultado al lector… que el más imaginativo episodio erótico de la literatura francesa no contenga una alusión al cuerpo femenino, ni una palabra de amor, y sea solo una enumeración de calles y lugares».
Su autor, Gustave Flaubert dijo:
Madame Bovary soy yo.
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