Nos volvemos obtusas, desconfiadas
y la vida continúa regalándonos madrugadas.
La alegría de los jóvenes
y su manera de encarar los problemas.
Los niños y su forma de diluir los enfados.
La risa que mana de sus alas de viento.
Flotar en una nebulosa inquieta
lejos de la cicatriz dolor.
Todo se vuelve fácil,
liviano y divertido.
*¡Ríe, llora, canta, salta,
pero empieza ya a brillar!
Desplegar las alas,
inmune a la herida
causada por tu egoísmo
y el de los demás.
Escuchar con el corazón,
aceptar tu orilla oscura.
Deconstruir circunstancias astilladas.
Respirar, renacer, volver a amar
sobrevolando los tejados
de neón, los lodos de charcos enfangados.
Me sumerjo en ti y vuelvo a ser río,
afluente, manantial
agua termal.
Aprendiendo de nuevo a volar.
Tiempo de verano
Tiempo para amar
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