Beber es un gran placer
Desde hace muchos años, cuatro amigos, tras el trabajo, nos reunimos en la taberna del barrio a jugar a las cartas, a ver los partidos de fútbol, a charlar, a beber cervezas. Tendría que ocurrir una catástrofe muy grande para que faltásemos a la cita. Ni siquiera el día que se incendió el local dejamos de acudir. Ayudamos a los bomberos a sacar una mesa, cuatro sillas y unos cuantos botellines. Nos dijeron que no estorbásemos así que nos fuimos al final de la calle a echar la partida mientras ellos realizaban su trabajo.
Nuestras mujeres también son amigas y las cuatro están cortadas por la misma tijera. Les sienta mal que nosotros nos lo pasemos tan bien estando juntos. Cuando llegamos a casa un tanto alegres ni una falla a la hora de enviarnos a dormir al sofá.
No se dan cuenta que nosotros somos hombres de honor, fieles a ellas, a la taberna, a la amistad, a la bebida. La lealtad y la perseverancia son virtudes ¿no? pues claro. Entre nosotros nos enfadamos mucho menos que con ellas y, a estas alturas, no saben que la amistad entre hombres une tanto o más que el matrimonio.
Así estuvimos filosofando unos tres cuartos de hora. El tono de las voces subía y bajaba. Al final nos quedamos pensativos cuando el más sobrio dijo:
© Marieta Alonso Más
jajaja. Qué humor!!!
ResponderEliminarCarmen Dorado