Ira
Muerto de sed llego a casa. Encuentro el vino tinto
frío. La cerveza fuera de la nevera. No hay sifón ni gaseosa. ¿Qué voy a beber?
A mí que me importa, dice ella. Se me encendió la ira y la ira, que no es buena
consejera, me llevó a asesinarla, porque lo que es yo, ¡hasta la quería!
Lujuria
Quiero hacerlo como los de la tele, le dije montándolo
a horcajadas en el sofá. Me empujó y me llamó puta. Cuando se quedó dormido lo
mandé para el otro mundo. Ahora estoy arrepentida, porque a mi edad y sin
dinero, ¡hay tan pocos hombres que me quieran satisfacer!
Avaricia
La encuentro con él. Sin siquiera pensar en el
valor de las balas, disparo mi pistola hasta cinco veces. Cuando me considero
vengado, vuelvo a casa y me introduzco el cañón en la boca. Pero de pronto
pienso, ¿de esta manera tan tonta voy a desperdiciar una bala con el dineral
que cuestan?
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