La
fumadora
Fuma. Verla llevarse el cigarrillo a la
boca sujeto por los dedos, bellos como
columnitas de alabastro, al tiempo que cruza sus largas y hermosas
piernas, es una pura delicia. Fuma mucho. Y tose. Verla colocar su pálida mano
delante de la carita de mejillas rosadas por causa de un ataque de tos, resulta
encantador. Tose mucho. Pasa el tiempo y fuma, tose y expectora. Esto ya no
resulta ni encantador ni delicioso. Luego se convierte en una mujer descuidada.
Verla echar aquellas asquerosas flemas, verdes y amarillas, por el negro
agujero de la cara roja del esfuerzo,
resulta cualquier cosa menos agradable. Expectora mucho. Tanto que ya es
imposible dormir a su lado. Aquella noche tuvo uno ataque de tos, y después otro,
y luego otro. Y yo dormía, me despertaba, me dormía, me despertaba, hasta que
para no oírla le introduzco un pañuelo en la boca. Se volvió azul.
Yo quería dormir, señor Juez, y total ella se iba a
asfixiar en cualquier momento.
Conversaciones con el Juez: La fumadora por Malena Teigeiro se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario