Me
sienta fatal que me digan:
-
¡Qué bien está usted… a sus años!
Mejor
si se ahorrasen la coletilla.
Que
tengo noventa y ocho años es verdad, que hasta ahora no he necesitado de nadie,
también es verdad, que aparento mucho menos, verdad verdadera.
Siempre
he subido y bajado las escaleras corriendo pero ahora noto que voy más
despacio. Nunca he necesitado agenda porque todo lo tenía registrado en mi
cabeza pero hoy he ido al médico y resultó que la cita era para ayer. Me
atendió de todas formas y para mi sorpresa me recetó un medicamento cada ocho
horas, cuando las únicas medicinas que he tomado a diario en mi vida, son dos
jarras de cerveza con alcohol bien fría (las sin alcohol son una mariconada) y mucho
jamón serrano.
No
sé qué será de mí en la vejez.
De
momento voy a cambiar de médico.
© Marieta Alonso Más
Dame tu opinión pulsando una estrella.
Gracias.
© Marieta Alonso Más
Me encanta, sin optimismo se pierde vida. Los médicos rápidamente recetan, quizás con un poquito de conversación no haría falta.
ResponderEliminarGracias Marisa. ¡A vivir! Todos los días conversación, cervecita y jamón serrano. Un abrazo
EliminarNo pierdo la esperanza de llegar así a la vejez
ResponderEliminarLlegarás, llegarás. Solo hay que intentarlo. Un abrazo
ResponderEliminar