domingo, 23 de noviembre de 2014

Islas griegas: Creta

Mapa de Creta de 1719

La más grande de las islas griegas y la quinta del Mediterráneo. Separa el mar Egeo del mar de Libia, marcando la frontera entre Europa y África.

En ella podemos encontrar asentamientos de la Edad de Piedra, palacios de una civilización perdida, ruinas romanas, fuertes venecianos, minaretes orientales, casamatas de la II Guerra Mundial, mitata (casa rupestre de piedra), monasterios, pueblos dispersos en las montañas, castillos y capillas abandonadas en pendientes escarpadas. Bosques de castaños, encinas y cipreses, de palmera, de cedros. Plantas aromáticas como jara, salvia, tomillo.

El espinazo montañoso de Creta se extiende casi sin interrupciones a lo largo de los doscientos sesenta kilómetros que mide la isla. Algunos valles se abren al norte pero pronto se estrechan. Uno de estos embudos es la garganta mayor de Europa, Samaria, una de las zonas naturales más bellas de Creta. Su paisaje cambiante: unas veces tosco y árido, otras llano y frondoso. Pueblos rodeados de olivos, naranjos, vides, hortalizas. La mayoría de las ciudades portuarias se encuentran en la zona norte que es menos abrupta (Haniá, Réthimno, Iraklio, Agios Nikólaos, Sitía). En cambio Ierápetra (Piedra Sagrada), se encuentra en el sur, enfrente de África.

Diosa de las serpientes
Museo Arqueológico de Heraclión
Arte minoico (1600 a.C)

La leyenda dice que en este isla nació Zeus y también que Dédalo construyó aquí el laberinto del Minotauro. Minos reinó sobre Creta y las islas del Mar Egeo tres generaciones antes de la Guerra de Troya. Se creía que era hijo de Zeus. Vivía en Cnosos por períodos de nueve años, luego se retiraba a una cueva sagrada donde recibía instrucciones de Zeus sobre el gobierno que había de dar a la isla. Durante muchos siglos este reino yació enterrado. A principios del siglo XX, sir Arthur Evans, arqueólogo inglés, al excavar un enorme montículo al sudeste de Heraclion, lo descubrió.

Con cada piedra desenterrada se reconstruyó un maravilloso palacio que nos enseñaron que en aquella remota isla unos hombres aprendieron a escribir, a tallar piedras preciosas y marfil, a pintar frescos, a administrar una compleja sociedad y a manejar la más importante flota, mientras el resto de Europa estaba ocupada por tribus bárbaras.

Sería un desacierto dejar de ver los sitios arqueológicos que se encuentran en el palacio de Knossos, Festos, Malia, Zakros y Gortina. Aquí destaca unas placas con la inscripción de unas leyes escritas en dialecto dórico. También hay que disfrutar de la fortaleza veneciana de Rethymnon, las antiguas mezquitas y los monasterios de Arkadi y Prevell. 

Una erupción en la vecina Santorini hizo que terremotos y marejadas de treinta metros de altura devastaran las luminosas ciudades de Creta. Ola de invasores dorios, romanos, corsarios árabes, bizantinos, venecianos y otomanos, hizo que para los cretenses, la rebelión se convirtiera en una forma de vida, sin dejar de ser uno de los pueblos más joviales.
La Canea. Creta

Siempre fue una isla muy codiciada por su posición estratégica.  En 1913 se une a Grecia.

Creta no solo nos ofrece su pasado también en sus tabernas podemos: beber ouzo, bebida parecida al anís, tomar el yogurt con miel, saborear la Kalichunia (pequeños pasteles de queso fresco), comer Dolmadakia que son hojas de parra rellenas de arroz, Achinosalata, ensalada de erizos de mar  y el vino de Creta tan agradable al paladar.

En su capital, en 1541, nació Domenicos Theotocopoulos "El Greco" cuando aún era un territorio de la República de Venecia.  

         La lira es su instrumento más preciado y no es difícil escuchar canciones populares en alguna de sus tabernas y bailar al son de ella durante las fiestas.

En lo alto de la muralla de la capital de Creta, Heraklion, se puede leer el epitafio de la tumba de Nikos Kazantzaki (1883-1957), autor de Alexis Zorba, que dice así: 

No espero nada, no temo nada, soy libre.




Isla de Creta


Fotos: Wikipedia, la enciclopedia libre

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