Venus del espejo Diego Velazquez y Silva (1647-1651) National Gallery. London |
No
quiero ser cruel pero esta compañera de trabajo me saca de quicio.
Tiende
a mirar por encima del hombro porque es alta, delgada y joven, despreciando a todo
aquel que no cumple esos cánones. A saber cómo será ella dentro de unos años.
Tiende
a mirar por encima del hombro tomando poses de modelo. En su casa no debe haber
espejo largo porque no se ha dado cuenta que sus glúteos están fofos y sus
muslos parecen estacas. Y eso en lo que se puede apreciar. A saber en qué
estado tiene lo oculto.
Tiende
a mirar por encima del hombro cuando rodeada de hombres altos, guapos y ricos se
derrite en sonrisas y frases tontas. Les hace sentir como dioses. A saber si con
tanto calor en la conquista a la hora de la toma de posiciones se queda helada.
No
me gusta hablar mal de nadie pero es una arpía. Por supuesto que no le deseo ningún
mal, muy lejos de mi sentir, aunque un buen escarmiento con amenaza de muerte
le enseñaría que también los bajos, feos, pobres y gays, tenemos derecho a que
nos saluden aunque solo sea con un escueto “Buenos días”.
© Marieta Alonso Más
Foto: Wikipedia, la enciclopedia libre
No esta mal, rencorosa.
ResponderEliminarEl rencoroso es él, ella era la arpía. Defecticos piadosos que abundan por esos mundos literarios.
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