domingo, 1 de mayo de 2016

Amantes de mis cuentos: ¡Qué lujuria!

 
La lujuria. Pieter Brueghel


Después de un año en el extranjero haciendo un máster, regreso emocionada pensando en el recibimiento que me hará mi Paco. He dormido a ratos. Los nervios pueden conmigo. Aterrizamos. Recojo mi equipaje. Lo veo a lo lejos tras la aduana. Suelto las maletas y salgo corriendo. 

Nos abrazamos, nos besamos. Sus besos consiguen que cada  terminación nerviosa de mi cuerpo se ponga en funcionamiento. Siento su animación. Eso es lo que más me gusta de él. Siempre está dispuesto. 

Nos ponemos en la fila para conseguir un taxi. Es demencial cómo las personas podemos amontonarnos y empujarnos cuando no hay un taxi a la vista.

Nada, ¡qué le vamos hacer! No nos queda más remedio que esperar… con la urgencia que tenemos por estar a solas.

Las manos de mi chico son ágiles. ¡Qué preludio! Mi hombre tocando me hace vibrar. Con él pierdo la cabeza.

Pero… ¿qué sucede?

Si una mano de Paco está en mi cintura y la otra agarra mi escote mientras me besa el cuello, ¿cómo es que siento esas caricias debajo de mi falda?  Son dedos expertos que me quitan el aire.

Giro la cabeza y me encuentro un hombre de mirada intensa.

¡Qué hace ese cerdo!

Me hace un guiño.

¿Qué hago yo?

Se lo devuelvo. 



© Marieta Alonso Más         

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