Sin
duda me quedo con las relaciones simbióticas.
La
convivencia pacífica
entre
una cangrejo ermitaño
y su
anémona rosada protectora.
Un
alga y un hongo cohabitando
en
una misma estructura.
Las
abejas transportando el polen de las flores,
mi
mano acariciando tus atardeceres,
los
hipopótamos sumergidos en el lago,
los
pájaros adormecidos en su torso.
Y tu
risa descubriendo la mía.
En el
suelo las lombrices creando oquedades
que
aprovechan las raíces de las hortalizas,
tu
infinita compasión en mis verbos dolorosos
los
nidos de las aves en las ramas de un cerezo.
Y
siempre tu sonrisa en mis mejores momentos.
© Sol Cerrato Rubio
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