En
un país muy lejano obligaban a hacer trabajo voluntario. Cortar caña. Ninguno de
los encaramados en aquel camión había tenido nunca un machete entre sus manos.
El
jefe de cuadrilla al llegar al cañaveral les enseñó cómo hacerlo. Si eres diestro
agarras el machete con la mano derecha y con la zurda agarras la caña. Así lo
hicieron. El maestro dijo:
—Dar
con el machete un tajo en la parte inferior. Te quedas con la caña en la mano
izquierda y la tiras al montón.
Lo
hizo como muestra. Ya se sabe lo fácil que es todo cuando es otro quien lo hace.
Fue muy duro pasar del asfalto a la tierra con una clase de diez minutos.
Hay
que ver lo que pesa el machete cuando no se tiene costumbre, los guantes no son
nada manipulables, sientes las hojas que rodean la caña de azúcar pinchándote por
todo el cuerpo.
El
tiempo se eternizó. Se perdieron tres piernas. El cañaveral quedó
ensangrentado.
©
Marieta Alonso Más
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