Hay tantas Anunciaciones como
días tiene el año. Es un decir, puede que haya muchas más, porque ha sido uno
de los temas más frecuentes del arte cristiano. Que si Murillo, Botticelli, da
Vinci, Caravaggio… Eso me lo contó don Anselmo, el cura de mi aldea, que se las
da de sabio.
Se tuvo que quedar callado
cuando le solté que ninguno de esos tíos superaba a Pancho. Sí, ese que nació
en nuestra aldea con el don de la creatividad. Con papel y carboncillo te hace
lo que le pidas. Me fui a buscarlo.
Y cuando le mostró el cuadro
que ya quisieran muchos pintar dejó al cura con la boca abierta. Este sí que
destaca el momento en el que el ángel Gabriel anuncia a María que va a ser
madre de Jesús.
Y punto en boca que se lo
digo yo, amenacé al de la sotana.
La verdad es que no soy de
mucho rezo, pero a mi Virgen que no me la toque nadie. ¡Ya tuvo que pasarlo mal
la pobre mujer! Se habla de ella en los Evangelios, en los Hechos de los
Apóstoles… Y ya tiene mérito que sea la única mujer nombrada en el Corán, setenta
veces nada menos.
A veces me pregunto si Ella
sabía lo que se le avecinaba cuando contestó aquello de: «He aquí la esclava
del Señor…».
Toda mi vida he sido
pescador, y si a esa palabra se le quita la «s» pues eso también lo soy. Yo no
me hablo con los santos, pero con mi Virgen estoy todo el día de parloteo. Y es
que mi madre se llamaba María a secas, mis hermanas María de la Vega, María del
Carmen, María del Val, María del Rosario… y mis hijas Miryam y Maryam. Y por si
no lo han adivinado me llamo Mariano y cada vez que le pido algo a la madre de
Jesús me lo concede. Por algo será, ¿no?
¡A callar don Anselmo!
© Marieta Alonso Más
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