domingo, 7 de abril de 2024

Peter Pan

 


Estoy segura que habéis leído esa increíble historia donde los niños vuelan y los sueños se convierten en realidad, esa historia de un niño que se negaba a crecer y de su voluble amiga Campanilla, capaz de ingerir venenos para salvar a su adorado Peter.

J. M. Barrie dramaturgo escocés, autor de Peter Pan, nació en 1860, no era atlético, no era atractivo, no parecía tener un futuro prometedor. A James le encantaban los espectáculos de los titiriteros, esos actores itinerantes que le hacían soñar. Así empezó a representar sus propios dramas infantiles para los niños de la localidad. El precio de la entrada eran sus juguetes.

Apenas tenía seis años cuando murió en un accidente su hermano mayor. La madre quedó postrada de dolor. Una noche James entró en la habitación y su madre preguntó: ¿Eres tú? Y él contestó con voz temblorosa: No. No soy él. Soy solo yo.

A partir de ese momento el niño pasaba largas horas junto a su madre escuchando sus relatos de cuando era niña. Ya adulto mezcló los recuerdos de su hermana para crear a Wendy, la adorada amiga de Peter Pan.

Pasaron los años, creció en edad, pero no en estatura, medía apenas metro y medio. Produjo su primera obra en la Academia Dumfries, donde estudiaba. Continuó sus estudios en la Universidad de Edimburgo y sobrevivía escribiendo crítica teatral para el Courant de Edimburgo. Se graduó y empezó a escribir en el Journal de Nottingham. A los 24 años se fue a Londres con un capital de doce libras en el bolsillo.

Sus primeras obras le trajeron un considerable éxito. Un día el escritor paseaba con su perro Porthos, un San Bernardo, por los Jardines de Kensington. Y de pronto, un niño con camisa azul y boina roja se le acercó, tenía cuatro años y le presentó a un hermano de tres años y al otro que apenas era un bebé. Y como era costumbre en Barrie comenzó a contarles un cuento. En los años que siguieron, forjó una entrañable amistad con los chicos Davies y sus padres.

Un verano el escritor pasó seis semanas con la familia Davies en una cabaña del lago Black. Pasaban maravillosas tardes inventando juegos de piratas y de hadas. Contó muchos cuentos, tomó notas, hizo fotografías para un álbum de recuerdos. Ese libro: Los niños náufragos de la isla del lago Black sirvió de inspiración para Peter Pan.

Sus amigos Arthur y Sylvia Davies murieron dejando a Barrie a cargo de sus cinco hijos.

Nunca había escrito antes una obra para niños y le preocupaba que sus patrocinadores pudieran considerarla una locura. Haciendo acopio de valor en 1903 se la dio a leer al productor, Beerbohm Tree, que casi lo echó a carcajadas de su oficina. En 1904 fue a ver al empresario teatral el estadounidense Charles Frohman que se encontraba en Londres. Le ofreció los derechos de «Alice, siéntate junto al hogar» si producía también Peter y Wendy.

Le dijo a Frohman que no creía que Peter tuviera éxito económico, pero que Alice, una obra sentimental para adultos, compensaría las pérdidas que la primera ocasionara. Frohman le arrebató las dos obras y se puso a gastar dinero en la extravagante producción de Barrie. Su instinto le decía que iba a ser un éxito.

Mientras tanto, a finales de octubre de 1904, un grupo de actores comenzó a ensayar en secreto la obra que ya se llamaba Peter Pan. Se temía que esa extraña y nueva producción no durara más allá de la noche del estreno. El 27 de diciembre se estrenó. Durante gran parte de la representación Barrie se paseaba de un lado a otro, luego se quedó inmóvil y contuvo la respiración mientras Peter imploraba:

 

¿Creen ustedes en las hadas?

Si es así,

¡Aplaudan!

 

Tras un silencio eterno, los aplausos atronaron en la sala. En 1929 Barrie cedió los derechos de Peter Pan al Gran Hospital de la calle Ormond para niños enfermos.




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