viernes, 27 de diciembre de 2024

MJ Pérez: El espejo

 


Me he vuelto a despertar sudando en medio de la noche, con un grito al borde de la explosión en mis labios pero perdido para siempre en mi garganta. Mientras las sombras se hacen menos densas intento que mi respiración se haga más lenta, pues no quiero despertar al hombre que duerme a mi lado. Suspiro y me incorporo mientras él continúa durmiendo. He vuelto a ver el mismo rostro de siempre en mis sueños y estoy convencida que no es el del tipo con el que vivo.

 

Unas horas después tomo café con mis compañeras de trabajo, a las que sonrío como una autómata. Tecleo en el ordenador hasta perder la sensibilidad en los dados y acabo la tarde frente a mi terapeuta, que insiste en que tome unos medicamentos a los que no quiero ni acercarme. Me ducho, ceno y vuelvo a la cama, temiendo (y deseando a partes iguales) ver la cara del desconocido de ojos color avellana.

 

Me despierto agitada, trabajo, finjo, me niego a tomar pastillas y me vuelvo a dormir. Así durante un tiempo que soy incapaz de precisar. ¿Tres meses, cinco, un año? He perdido la noción de mí misma, estoy conectada a la realidad por un mísero hilo que amenaza con romperse con cada encuentro nocturno con el desconocido de mis sueños. Se partirá poco tiempo después.

 

Una mañana más me maquillo frente al espejo del baño para seguir representando mi papel, para llegar a la noche, una que hace meses me aterraba y que ahora la espero con ganas. Un poco de color en las mejillas y estoy lista, o debería estarlo. Porque soy incapaz de despegar mis ojos de mi reflejo, que parece diluirse en miles de colores.

 

Lo primero que pienso es que estoy delirando. La conexión finalmente ha estallado en pedazos y me he desanclado de la cotidianidad. Sin embargo, que el chico de los ojos avellana aparezca en el reflejo apenas me hace levantar una ceja, a lo que él sonríe tendiéndome la mano. Me encojó de hombros y acerco los dedos a la superficie reflectante.

 

Es ahí cuando lo entiendo todo de golpe. En realidad no pasaba nada malo conmigo. Solo no estaba en el sitio adecuado. Él asiente y mi mano pasa a través del espejo para unirse a la suya. En este mundo será un nombre más en la lista de personas desaparecidas. En el otro… muy pronto lo descubriré.


© MJ Pérez

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