Me quedé soltera, pero no por desidia. Desde los doce años comencé a
buscar al hombre de mi vida. Mi primer novio fue un compañero de primaria. Le
mandaron a estudiar a otra ciudad y todo acabó. Nos dijimos adiós con un
abrazo. Esa fue la primera vez que sufrí por un desamor. Ochenta y cinco
lágrimas contadas derramé.
El segundo era del instituto y otra compañera más espabilada me lo quitó
delante de mis narices. No pude evitar que sobre mis mejillas resbalaran
ochenta y cuatro lágrimas.
El tercero fue un amigo de mi hermano que con gran delicadeza me dijo que
a quien amaba locamente era a él. Me senté a llorar y conté ochenta y tres
lágrimas.
Con mi novio trigésimo sexto hubiese querido compartir su vida, pero a él
no le interesaba la mía. Solo
quería y buscaba sexo. Como soy tan bien educada le agradecí mucho todo lo que
me enseñó.
Mis novios y mis lágrimas fueron desencadenándose a un ritmo cada vez más
vertiginoso.
El que ocupó el puesto cuadragésimo tercero se quiso casar conmigo, habló
hasta con mi familia. Ese mismo día subido en su coche, me lanzaba besos, y diciéndome
adiós se estampó contra un árbol. No quiero pensar que se haya suicidado por
haber hablado de más.
Al verter diez de mis lágrimas por mi novio septuagésimo quinto me percaté
que ya las gotas no tenían ese sabor tan salado, ni desprendían reflejos de
desesperación ni mi corazón se arrugaba. Todo era más tenue. Cinco lágrimas más
tarde hice un recuento de mi vida y me di cuenta que se me había pasado el arroz
para llevar traje de novia. Nunca tendría esas fotos donde mi minuto de gloria
se viera reflejado en la cola del vestido, esparcida por la escalinata de la
iglesia o tirando al aire mi ramillete de orquídeas.
Hoy, con la última lágrima vertida, no sé cómo hacerles saber a todos mis
novios lo agradecida que les estoy de no tener que llamarles marido. No he
sacado nada productivo de mis hombres, salvo el placer, que es incontable, pero
de ese tema prefiero no hablar, de momento.
Publicado en:
La Isla. Colección Nuevos Narradores nº 7. Edición de Clara Obligado. Madrid, 2014
© Marieta Alonso Más
Publicado en:
La Isla. Colección Nuevos Narradores nº 7. Edición de Clara Obligado. Madrid, 2014
Me gusta y mucho. Carmen Dorado
ResponderEliminarMe alegro y mucho. Besos
ResponderEliminarPues yo quiero ya leer esa parte donde el placer sea incontable. ¡Genial!
ResponderEliminarTodo llegará. No seas impaciente. Hablaré con la protagonista del cuento a ver qué recuerda. Un beso.
ResponderEliminarMe encanta Marieta. Esta genial.Bss
ResponderEliminarMe alegro que hayas disfrutado con su lectura. Cariños
Eliminar¿A cuantas mujeres les debe haber pasado esto? A algunas les hubiera gustado.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este cuento, muy educativo. ¿Del placer nos vas a hablar algún día?
Mil besazos
Me alegro que te haya gustado. Me imagino que todo se andará y que la protagonista algún día nos hable de ello. Un beso. Gracias por todo.
EliminarMuy bueno Marieta. Anteriormente no he podido saludarte, pero aprovecho para felicitarte. Cada vez que puedo y me llega la notificación al Facebook, echo la pasadita por aquí.
EliminarUn buen día para ti.
Muchísimas gracias. Me alegro que te haya gustado este cuento. Es un placer contar con buenos lectores.
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