Juro que si hubiese
sabido cómo era, jamás me habría casado con él.
Soy una mujer enfermiza ¿y
a quien sino a él voy a contarle mis penas? Pues ni siquiera me escucha cuando empiezo
con mis quejas. Preparo sus comidas favoritas y cuando se lo hago ver, me mira
con hastío. No tiene sentimientos. Ni consideración. Ayer, sin ir más lejos, me
sentí muy triste pensando en lo sola que me quedaré cuando él se muera y en vez
de consolarme me dice que debemos tener esperanzas, que lo más seguro es que él
me sobreviva.
Me gusta sobre todo esa línea finísima que trazas pero que nunca llega a cruzar. Cargado de ironía el final (como todos tus finales) nos abofetea.
ResponderEliminarMe has hecho recordar esas películas que cuando alguien va a recibir una bofetada se agacha y la recibe el que está detrás. Gracias, chiquilla, por tus comentarios.
ResponderEliminarA tu pluma por hacerme disfrutar.
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