Su abuela le regaló un cuco que
acompañado por campanitas canta las horas, las medias y los cuartos. Como es de
repetición después de un minuto el cucú del impenitente pajarraco de madera
vuelve a cantar.
Durante el día como voy a trabajar, a
por el periódico, a tomar la cervecita, apenas me molesta. Pero la nocturnidad
es insufrible, irritante e intolerable mientras ella plácida duerme a mi lado.
Aquella noche doy vueltas entre las
sábanas y cada vez que comienzo a conciliar el sueño el estridente pajarito me
espabila con sus irritantes cucús. Según pasan las horas me doy cuenta de que
el ladino animalito se ríe de mí. Me levanto, voy a por la escopeta y le
descerrajo dos tiros en la cabeza. Satisfecho entro en la habitación. Ella
sentada en la cama, grita de muy malas maneras, ¿Qué es lo que le has hecho al
cuco de mi abuela? Esto, le contesto. Y le suelto dos tiros en plena cara.
Desde entonces, señor Juez, duermo toda la noche de un
tirón.
Conversaciones con el Juez: El Reloj por Malena Teigeiro se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional
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