Cada vez son más las
personas interesadas en la genealogía. Soy una de ellas.
¿Descenderé de un conde, un cuatrero, un pirata, un rey? Todo es posible.
¿Descenderé de un conde, un cuatrero, un pirata, un rey? Todo es posible.
Primero le preguntamos
al abuelo o al más anciano de la familia. Luego se va al Juzgado Municipal.
Allí se puede uno retrotraer a 1870, cuando se iniciaron los archivos del
Registro Civil. Para más atrás hay que ir a las Parroquias, Obispados, donde se
puede llegar hasta 1570, en que comenzaron los archivos parroquiales como
resultado de las disposiciones del Concilio de Trento.
En España allá por el
siglo VIII las personas se las arreglaban con un simple nombre de pila. Los
Reyes Católicos a fin de reclutar soldados y recaudar fondos para sus
ejércitos, ordenaron el censo de todos sus súbditos del reino de Castilla, en
1492 y del reino de Aragón en 1495. Fue una iniciativa del Cardenal Cisneros.
En este Censo se registraron indiscriminadamente tanto nombres como apodos,
aunque fueran poco delicados: Asno,
Cabrito, Becerra, Melón, Burro, aparecen en él.
Los primeros apellidos se
originaron añadiendo el nombre del padre al propio, como Juan, Gil, Pedro, Andrés.
Luego se crearon a
partir del oficio de cada hombre como Carbonero,
Carnicero, Escribano, Sastre, Herrero, Orive (significa orfebre), Aznar (pastor de burros), Porcel o Porcela (porquerizo), Falconero (halconero).
Pérez,
Martínez, Rodriguez, Gómez, Fernández, López, se formaron al
añadir “ez”, al nombre del padre. Procede del genitivo latino “is” indicando
posesión. Hijo de Pedro, hijo de Martín, hijo de Rodrigo, hijo de Gomo, hijo de
Fernando. Se cree que éstos son unos de los apellidos más antiguos.
También tenemos los que
se refieren a títulos y dignidades como Abad,
Conde, Confesor, Caballero, Hidalgo, Capellán, Marqués.
Otros surgieron como
expresión del aspecto personal; Cano,
Moreno, Rubio, Pinto, Alba, Cobo (calvo), Gordo, Redondo, Seco, Chico, Quesada (quijada), Ollos (ojos), Sañudo (venenoso), Villano,
Cortés.
Sánchez,
Sanz, Sáinz, Sáez, vienen del nombre de pila, Sancho.
Albornoz
(prenda morisca), Alcántara (puente),
Alfaya (joya), Algara (incursión), nos lo legaron los árabes.
Sampedro,
Santiesteban, Sanjuán, Santamaría, Sandionis, vienen de los judíos que se quedaron en España.
Los hay que describen
lugares como Calleja, Palomar, Cuadra,
Puente. Algunos apellidos vascos también describen lugares como Aguirre (descampado limpio de maleza), Alberdi (bajo multitud de alisos
hermosos).
García,
de origen gótico, es uno de los más comunes y de los más antiguos. Las crónicas
nos hablan de García I, rey de León, del año 910 al 914.
Se dice que el apellido
Maldonado debe su origen al orgullo
de un noble español del siglo XIII. Enfermo el noble fue llevado a Montserrat
donde el duque de Normandía, sobrino del rey Felipe de Francia, fue a visitarle
y puso uno de sus pies en la cama del paciente. “Os pido, señor, que busquéis
otro lugar donde estéis más cómodo porque vuestro pie me molesta”. El duque
contestó con arrogancia: “Si supierais quién soy, no os molestaría”. El noble
juró venganza y una vez restablecido, marchó a la corte de Francia, donde se
batió con el duque. Cuando el español iba a herirlo de muerte, el rey de
Francia intervino y concedió al vencedor cualquier gracia que le pidiera.
Rechazó magníficos regalos diciendo: “He venido a Francia a salvar mi honor, no
por riquezas”. Y pidió permiso para añadir a su blasón, cinco flores de lis. El
rey de Francia cuyo escudo de armas solo llevaba tres, se sintió ultrajado pero
concedió su deseo diciendo: “Yo te las doy, si bien son mal donadas”.
Cabeza
de Vaca se remonta a la batalla de las Navas de Tolosa
(1212), en la que un pastor señaló al rey cristiano, Alfonso VIII de Castilla, un
cráneo de vaca que indicaba la senda por la que el monarca podía conducir sus
huestes y coger por sorpresa al enemigo. El rey siguió su consejo y ganó la
batalla. Como recompensa el pastor pudo cambiar su nombre.
El apellido Cordero debe su origen a una treta
bélica del siglo XII. Durante el asedio de un castillo por los moros, un
soldado sugirió al rey que sus últimas vituallas (dos corderos) fueran
preparadas con todo esmero y ofrecidas a los árabes. Convencidos de que las
tropas cristianas disponían de alimentos suficientes para resistir, se
retiraron. Gracias a su astucia el soldado cambió su apellido.
Si a usted no le gusta su apellido lo puede
cambiar.
Hay quienes han
cambiado Mula por Mola; Cabrito por Brito. Bobo por uno menos expresivo. El
tenor español Miguel Burro Fleta creyó conveniente prescindir de su primer
apellido. Narciso García Yepes cambió el orden de los suyos.
Los árboles
genealógicos más conocidos en nuestro país son los de los primeros veintisiete
Grandes de España, creados por Carlos I y V de Alemania en el siglo XVI. Ellos
fueron:
Duques de: Alba,
Alburquerque, Medina de Rioseco, Arcos, Béjar, Benavente, Baena, Cardona,
Escalona, Frías, Gandía, Infantado, Medina-Sidonia, Medinaceli, Peñaranda,
Nájera, Segorbe, Villahermosa.
Marqueses de: Aguilar
de Campoó, Astorga, Genete, Comares, Denia, Priego.
Conde de: Lemos, Lerín,
Ureña.
Voy en
busca del origen de mis apellidos:
Alonso. Uno de los cien apellidos españoles más frecuentes. No todos los Alonso tienen un origen común, por ser patronímico derivado del nombre propio Alfonso, que viene del godo Altfuns y que significa siempre preparado para el combate. El solar más antiguo conocido se sitúa en el valle de Valdivieso (Burgos). Tiene como tronco a Desiderio, sobrino del rey visigodo Wamba, que fundó casa en dicho valle hacia el año 672. Se dice, se comenta… que los Alonso de Castilla descienden por línea ilegítima del rey Alfonso IX de Castilla, quien tuvo varios hijos naturales.
Mas. Apellido catalán con dos
ramas originales bien diferenciadas en las ciudades de Figueras (Girona),
Barcelona y Vic. Otra rama destacada se instaló en Mallorca. En Cataluña son
frecuentes los apellidos derivados de lugares de procedencia o de residencia.
En este caso Mas se incluye entre el
grupo de apellidos relativos a casas, masías u otros edificios o dependencias,
como Casals, Torres o Palau.
Y tú ¿cómo te apellidas?
Fuentes:
Selecciones del Reader’s
Digest, junio de 1972
Wikipedia, la Enciclopedia
libre
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