Situado en la provincia
de Segovia fue construido por el arzobispo Alonso de Fonseca en la confluencia
de los ríos Eresma y Voltoya, a principios del XV, aunque se trabajó en él
durante todo el siglo. Es el ejemplar más perfecto de la arquitectura militar
mudéjar.
Se atribuye su
construcción a los alarifes sevillanos. El núcleo central, rectangular y
distribuido alrededor del patio de armas, presenta la almenada torre del
homenaje. Dispone de un puente defensivo que conduce al primer recinto
amurallado, tras él una puerta rejada que lleva al patio de armas. El recinto
exterior está rodeado de un profundo foso y en sus extremos se yerguen cuatro
torres hexagonales que ostentan garitas. El castillo es de ladrillo y en las
zonas superiores de murallas, torreones y garitas se ha conseguido imprimir una
sorprendente ilusión de movimiento al decorarlas con estrías verticales. Es una
de las pocas fortalezas de España que no se asienta sobre un cerro sino sobre
unos escarpes del terreno. Desde lo alto de la torre se divisan los castillos
de Cuéllar y de Íscar.
Era tanto el fausto y
riqueza de sus poseedores que se cuenta que en un banquete dado por Alonso de
Fonseca hizo sacar, al final de aquél, bandejas llenas de joyas para que las
damas eligieran las que quisieran.
En este castillo estuvo
preso don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medinasidonia en 1645, tras
su fracasado intento de proclamarse rey de Andalucía.
Propiedad de la Casa de
Alba por casamiento, fue cedido al Ministerio de Agricultura hasta el año 2054.
Parte de sus salas han pasado a ser sede de la Escuela de Capacitación Forestal.
Fue declarado Bien de
Interés Cultural y Patrimonio histórico de España el 3 de junio de 1931.
Panorámica del castillo de Coca (Segovia) |
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