Castillo de Cuéllar |
El
aspecto exterior del castillo tiene las características generales del estilo
gótico con algunos detalles mudéjares, pero las sucesivas reconstrucciones le
han dado un aire renacentista. En medio de uno de los lienzos se abre la puerta
principal, de arco arábigo peraltado defendida por dos garitas. En otro lugar
del mismo lienzo hay un nuevo arco arábigo tapiado y una galería de sencillo
estilo renacentista.
En
el interior de la construcción y en torno a un patio central se levanta el
palacio, de posterior edificación. Consta de un claustro con columnas y una
doble galería con arcos rebajados del siglo XVI, a la que dan salida amplios
salones con artísticas techumbres, artesonados de estuco y vigas talladas.
En
documentos de 1264 hay noticias del recinto amurallado y hay hipótesis que
sugieren que el castillo surge a la par que la muralla. Álvaro de Luna fue por
dos veces señor de Cuéllar e hizo la torre. Allí se defendió de las revueltas
que precedieron a su ejecución en Valladolid. Tras su muerte el señorío vuelve
a Juan II y se le otorga a la infanta Isabel. Enrique IV se negó a admitir la
voluntad de su padre y pagó a Isabel la cantidad de doscientas mil doblas de la Banda para su dote e casamiento, quedándose
con el Castillo. Y le hace merced del mismo a Beltrán de la Cueva en
compensación a la renuncia que hizo éste sobre el Maestrazgo de Santiago y con
la condición de que se ausentara de la corte. Fue el primer duque de
Alburquerque. A la muerte de Enrique IV, los partidarios de la Beltraneja se
agruparon en este castillo en lucha abierta contra el bando de Isabel y
Fernando, cuyo cuartel general era el vecino castillo de Coca. Finalizada la
contienda y habiéndose pasado al bando de Isabel don Beltrán de la Cueva, le
deja el Castillo y sus títulos.
Muchos
huéspedes importantes se alojaron aquí: los reyes de Castilla, Juan I y Leonor
que falleció en él. También María de Molina buscó refugio en este castillo. Y
así fue pasando por los sucesivos duques de Alburquerque que al trasladarse la
corte a Madrid, lo utilizaron como palacio de recreo. La línea primogénita del
ducado se extingue y la titularidad pasa a la familia Osorio. Hoy su dueño es Juan
Miguel Osorio y Bertrán de Lis, XIX Duque de Alburquerque.
Otros
huéspedes han sido:
Francisco
Javier Parcerisa, en una de las salas se puede ver un dibujo del castillo
realizado en 1865. También dibujó la desparecida iglesia de Santa Marina, así
como el arco de San Basilio.
José
de Espronceda, que cumplió destierro en Cuéllar por leer unos versos
considerados subversivos. Residió en una casa del barrio de Santo Tomé. El
castillo fue fuente de inspiración para su única novela. Sancho Saldaña o el
Castellano de Cuéllar.
Joseph
Léopold Sigisbert Hugo, que se alojó entre sus muros una noche de mayo de 1813.
Arthur
Wellesley, duque de Wellington que estuvo aquí acuartelado durante la guerra
con Napoleón.
En
1938 se instaló en él un penal para presos políticos, luego se convierte en
sanatorio para presos tuberculosos y vuelta a ser penal hasta 1966. En 1972 la
Dirección General de Bellas Artes lleva a cabo una intensa restauración y se
convierte primero en un centro de Formación Profesional y luego en instituto de
Educación Secundaria Obligatoria, ya que su uso está cedido por noventa y nueve
años al Ministerio de Educación y Ciencia.
Fue
declarado Bien de Interés Cultural el 3 de junio de 1931. En la Torre del
Homenaje tiene su sede desde 1999 la Fundación de la Casa Ducal de Alburquerque,
agregando a sus fondos documentales, el Archivo Histórico Municipal de Cuéllar
y el Archivo de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, convirtiendo la
Fundación en uno de los archivos nobiliarios más importantes de España. Su
documento más antiguo data de 1184. En la planta baja de la Torre del Homenaje
se encuentra la Oficina de Turismo y ofrece visitas guiadas y teatralizadas.
Arcón en Sala de las damas |
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