El doctor (1891) Samuel Luke Fildes |
Escucho
un estertor y suena el teléfono. Es el médico que por adelantar ha firmado ya
la defunción. Cuelgo.
Vuelve a sonar. Un tanatorio dando facilidades. Dicen que
vienen en un cuarto de hora. Vale.
Aprovecho para ir al Banco. Pongo el dinero
a buen recaudo. Más tarde no se puede tocar y tengo que hacer frente a los
gastos.
Cuando
regreso otros tanatorios llaman con sus ofertas. No es momento para andar de
rebajas.
Llega el coche fúnebre. Me preguntan qué mortaja deben poner.
Cuando comienzan… abre los ojos.
Cuando comienzan… abre los ojos.
Falsa
alarma.
© Marieta Alonso Más
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