Blog Literario de Francisco Martínez Bouzas |
UNA PARÁBOLA SOBRE LA CODICIA
¿Cuánta tierra necesita un hombre?
Lev Tostói
Traducción: Víctor Gallego Ballestero
Ilustraciones: Elena Odriozola
Nórdica Libros, Madrid 2011, 66 páginas.
El conde Lev
Nikoláivich Tolstói ( 1828 – 1910 ) está considerado como “el gran
señor” de la literatura rusa. Su estilo equilibrado y al mismo tiempo
distante se prestaba para ser interpretado como la transfiguración
estética de la aristocracia de la que Toslstói procedía, hasta que
renegó de ella, seducido por un evangelismo populista de raíz campesina.
Su prédica moral no se quedó en gestos grandilocuentes, como la carta
que dirigió al zar Nicolás II denunciando los males del país y
proponiendo la abolición de la propiedad agraria. En su ancianidad
renunció a todas sus propiedades, incluida la intelectual, pero su
familia las reivindicó y Tosltói quedó viviendo como invitado de su
mujer y de sus hijos.
Ese supremo punto de referencia de las letras rusas tomó forma no sólo en la grandeza de sus novelas, Guerra y paz, Ana Karénina o el tríptico de sus memorias ( Infancia, Adolescencia, Juventud ),
sino también en un número casi incontable de narraciones breves.
Relatos y novelas cortas, tanto más magistrales cuanto más cortas. Desde
fábulas y apólogos de un solo párrafo, hasta largos relatos en la
frontera de la novela corta. La mayoría de las mismas se editaron en
español a comienzos del siglos XX en traducciones indirectas a través
del francés.
Tolstói arando, grabado de Ilya Repin, 1887 |
Entre todas ellas sobresale por su perfecta elaboración y por la nitidez de su mensaje ¡Cuánta tierra necesita un hombre?, catalogada en su día por James Joyce
como “ el mejor relato que se ha escrito nunca”. Se trata, al parecer
de una leyenda de tradición oral rusa, que corría de boca en boca entre
los campesinos. Tolstói la recoge y arma una perfecta parábola sobre la
avaricia. Su protagonista es Pajom, un campesino pobre con el que pacta
el diablo darle mucha tierra a cambio de tenerle en su poder. Todas las
“desiatinas” que va acaparando, le parecen pocas. Hasta que se entera
de que los bashkirios son inocentes como corderos y se puede conseguir
su tierra casi de balde. Y en efecto, por mil rublos le ofrecen toda la
tierra que pueda recorrer en una jornada con la condición de regresar al
punto de partida antes de la puesta del sol. Al final, como demanda el
guión, recibe el pago de la avaricia que todo el mundo comprende.
Una perfecta parábola
sobre el afán acaparador de los señores de la tierra. Mas su
ejemplaridad transciende el mundo agrario y hoy en día se viste de mil
maneras en la crisis económica que han hecho que nos azote, provocada
por la desmesurada ambición de los señores de los distintos sectores de
la economía capitalista.
Nórdica Libros nos
sorprende con una edición primorosa de esta narración “ejemplar”. Las
ilustraciones de Elena Odriozola han sabido captar la pulsión narrativa,
el aliento y el aroma de la tierra en la que Tolstói, vestido con
blusón campesino, se dedicaba en su ancianidad a su vocación moralista y
predicaba el credo del amor universal.
El conde León Tolstoi es patriarca de las letras rusas y de toda la cultura occidental aunque su obra se circunscriba en apariencia a ese mundo culturalmente híbrido del imperio ruso colindante con la sociedad europea. Su pluma es trascendente no solo por los temas que la ocupan, sino también por la hondura psicológica del alma humana que refleja. Los temas sociales, como a su personaje NEKLUDOV ,le obsesionan; con lo cual no se desinteresa de la problemática que le fue contemporánea. Es además ameno, históricamente fiable y su mensaje es facilmente comprensible. ¿Qué más pedirle a un escritor? Gracias, Sr Martínez Bouzas por traerlo de nuevo a nuestra frívola contemporaneidad.
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