jueves, 11 de diciembre de 2025

Rembrandt: Moisés con las Tablas de la Ley, 1659.

 

Óleo sobre lienzo. 

Museo: Gemäldegaerie, Berlín, Alemania


El arte barroco se desarrolló entre los siglos XVII y XVIII. Su difusión abarca casi toda Europa y América latina.

Rembrandt lleva a las últimas consecuencias, el más barroco de todos los discursos pictóricos: el de la investigación de un personaje o de una situación a través de los contrastes de luz y sombra.

En este cuadro parece representar a Moisés, cuando al bajar por primera vez el monte Sinaí con las Tablas de la Ley en la mano y encontrarse a los israelitas idolatrando al becerro de oro, preso de la ira, las arroja contra el suelo y las rompe. 

En cambio, el rostro de Moisés intensamente iluminado podría hacer también referencia a la segunda bajada de Moisés, con las nuevas Tablas de la Ley después de haber hablado con Yahvé. 

Como es frecuente en Rembrandt, la misma escena representa dos momentos de una misma historia.

La figura de Moisés, de tres cuartos, visto de abajo a arriba, se yergue al borde del cuadro. La montaña del fondo y la roca delante de Moisés sugieren sutilmente el camino del monte Sinaí por el que desciende. El rostro y los brazos son las partes más iluminadas. Sólo tres notas de color, el rojo de fajín, el azul de la roca y el negro de las Tablas rompen los amarillos y marrones.

Toda la moral cristiana se basa en las Tablas de la Ley, dos placas de piedra que contienen los Diez Mandamientos. Son la serie de leyes y principios éticos que Dios entregó a Moisés en el Monte Sinaí.

 

1.   Amar a Dios sobre todas las cosas

2.   No jurar su santo nombre en vano

3.   Santificar las fiestas

4.   Honrar padre y madre

5.   No matar

6.   No cometer acciones impuras.

7.   No robar

8.   No levantar falsos testimonios, ni mentir

9.   No consentir pensamientos ni deseos impuros

10.       No codiciar los bienes ajenos

 

Basta con transgredir uno solo de los Mandamientos para no cumplir con la Ley divina.  En uno de los Evangelios de Mateo, se dice que los Diez Mandamientos pudieran encerrarse en dos:

«Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo».

 

 

 

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