Fue publicada por primera
vez en 1965 sin apenas repercusión. Salvo alguna ocasión en la que alguien
intentó recuperarla, sin éxito, ha pasado desapercibida hasta 2004 en que fue
publicada en Francia. Después, ha sido traducida a diferentes idiomas (en
español, en Argentina en 2006). No queda clara la razón, o razones, de ese
olvido o desatención. Sin embargo, desde 2004 ha recibido los más altos elogios
desde fuentes y personajes tan importantes como variados. Críticos, novelistas,
lectores… han sido muchos los que la consideran como una obra maestra de la
segunda mitad del siglo XX
El relato está escrito en forma lineal, el lenguaje es sencillo, el
narrador omnisciente. No leo, en mi caso oigo, frases complejas o términos
rebuscados. Sin embargo, a mi juicio y a pesar de lo sencillo del lenguaje
empleado, el relato es profundo en la cantidad de ideas y sentimientos que
aparecen. Solamente cabe mencionar algunos momentos de lenguaje más técnico
cuando refiere situaciones referidas a su trabajo como profesor o respecto a
algunos trabajos sobre Shakespeare.
Es la historia de una vida
sencilla, la de un personaje gris, mediocre, cobarde, resignado, sin capacidad
de rebelión o respuesta. Quizás la idea central es señalar la rutina o poca
relevancia que puede tener la vida de la inmensa mayoría de los seres humanos.
La historia de Stoner, o el balance final de su vida, se puede leer en las
primeras líneas. Nació, vivió, murió sin brillantez, apenas deja recuerdos, ni
entre sus alumnos ni entre sus compañeros, no hay menciones a su trabajo y su
nombre queda sin pena ni gloria. Y esto está descrito en unas pocas líneas, las
primeras del primer capítulo.
Desde mi punto de vista, además
de lo que se lee en la historia y la que ésta nos cuenta, se puede destacar lo
siguiente:
La escasa diferencia entre
las vidas brillantes, solamente lo consiguen unas pocas, y la falta de
consistencia de la inmensa mayoría de los seres humanos, tal y como he dicho
antes. Todos los personajes que aparecen en su vida son casi tan mediocres como
él y tan solo algunos alcanzan un mínimo y limitado éxito. Esposa, hija,
padres, suegros, amigos, compañeros, alumnos, incluso su amante. ¿Querría el
autor decirnos que la vida suele ser sencilla, corta y muchas veces rutinaria?
La represión como mecanismo
de defensa para huir del contacto afectivo o de tener que mostrar sus
sentimientos, espacio en el que se siente inseguro y acomplejado. Tal vez el
autor nos dice lo difícil que son las relaciones humanas vividas en
profundidad.
La negación, otro mecanismo
de defensa, para evitar la angustia de la frustración. El personaje evita el
compromiso afectivo con sus amigos durante la I Guerra Mundial, niega su
frustración sexual, acostumbrándose a ella, su rabia ante «el
secuestro emocional» de la hija por parte de la
esposa, su frustración por el fracaso en su trabajo al no poder ascender en su
Departamento de la Universidad, refugiándose siempre en su trabajo. También se
acostumbra y acepta la renuncia a la relación positiva, afectiva y
satisfactoria que la amante le proporciona. El mensaje parece decir que negar
la realidad puede ser útil para evitar sufrimiento.
La sublimación, tercer
mecanismo defensivo, dirigiendo su rabia, frustración, represión y miedo hacia
un fin más alto que pueda explicarle su actitud. Todo se sacrifica en honor de
un bien más elevado: el estudio y la enseñanza o magisterio. Este mecanismo
proporciona una mirada desde el exterior hacia el personaje que le hace más
comprensible y socialmente aceptado al tiempo que oculta la verdadera situación
de dolor que el personaje tiene. Posiblemente, el autor quiera expresar cómo la
apariencia es, obviamente, siempre un engaño pero que casi siempre resulta
fácil construirla.
A pesar de todo, el
personaje mantiene una dignidad y una honradez a lo largo de toda su vida, poniendo
su escasa capacidad de placer en el libro que escribe y en el que deposita su
vivencia de logro vital y académico. Supongo que el mensaje es que siempre se
puede encontrar algo por lo que vivir y por lo que gozar.
La expresión emocional que
el personaje muestra se circunscribe a unos pocos momentos: su llanto cuando su
profesor, Sloane, muere; su firmeza en el enfrentamiento con otro profesor a
consecuencia de la tesis presentada por un alumno y que entiende como de poca
calidad y se niega a cambiar su criterio; el dolor ante la evolución de la
hija; la leve emoción que siente cuando sabe, años después, del relativo éxito
de su amante. Y poco más.
Me parece de gran valor
literario el ser capaz de contar en un libro corto toda una vida de manera tan
intensa siendo a la vez una vida tan anodina. Tal vez el autor nos envía el
mensaje final de que en cualquier caso, la vida merece la pena vivirla si la
vives como la has deseado. Esto se ve muy bien en la muerte del personaje,
abrazado a su libro y pensando en su vida, en lo que ha obtenido pero
respondiéndose a su pregunta final «Y
qué esperabas». En ese sentido, el personaje muere
tranquilo ya que ha vivido lo que ha deseado, de la manera que ha decidido y
con la triste pero tranquila conciencia de haber sido lo que pensó toda su
vida. Este es el mensaje fundamental del autor: cualquier vida puede ser vivida
de manera equilibrada entre la felicidad y la frustración, entre el amor y la
adaptación a la realidad y la adaptación de esta realidad al deseo de uno mismo.
Menciono como algo que me parece excepcional, el pasaje final en las últimas
líneas (creo que son las dos últimas páginas pero no puedo estar seguro), en
las que se describe la muerte de Stoner.
Como reflexión final, me
quedo pensativo sobre la existencia de un cierto paralelismo entre la vida del
autor y la del personaje. También el autor se dedicó a la enseñanza, también
escribió un libro al que amaba pero cuya validez nunca fue reconocida en vida,
también tuvo al parecer una vida discreta y poco relevante, tampoco dejó huella
en su trabajo docente ni en los ambientes literarios. No sé nada sobre su vida
personal, amorosa, social, etc.
En resumen, una novela muy
triste pero magnífica y que me hace dar la razón a todos los que piensan que es
una gran novela.
© Luis Box Pérez
STONER. John Williams (Texas 1922-Arkansas 1994)
Editorial ‘Baile del sol’, tercera edición, febrero 2012
Traducción de Antonio Díez Fernández
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