Blog Literario de Francisco Martínez Bouzas |
LITERATURA MEMORIAL: IMRE KERTÉSZ, PRIMO LEVI
Los hundidos y los salvados
Primo Levi
Tradución de Pilar Gómez Bedate
El Aleph Editores, Barcelona, 270 páginas
Kaddish por el hijo no nacido
Imre Kertész
Tradución de Adan Kovacsics
Acantilado, Barcelona, 152 páginas
(LIBROS DE FONDO)
Curiosas
circunstancias han provocado que el 2002 haya sido un año sumamente
propicio para la floración de una literatura memorial de indiscutible
calado. Verdaderos alegatos contra la desmemoria.
La
publicación de las memorias en las que García Márquez desnudó una parte
de su vida y las tiradas millonarias de un libro detrás del que se
encuentra el gran mito de la literatura actual, coincidieron en el
tiempo con la concesión del Nobel a Imre Kertész y con la traducción al
español de I sommersi e i salvati,
el tomo que cierra la trilogía de Primo Levi sobre su experiencia en
los campos de exterminio nazis. Las memorias de Gabo no precisan
panegíricos ni exégesis publicitarias. La firma del escritor más
universal de cuantos existen hoy día justifica la 'gabomanía' desatada
en su momento y prueban que Vivir para contarla no fue únicamente un fenómeno mediático. .
Muy distinta es la situación de Imre Kertész y Primo Levi. El primer premio Nobel húngaro era hasta el día en que la Academia sueca acordó otorgarle el galardón, prácticamente un escritor desconocido en Occidente y su obra traducida al español por una pequeña editora catalana. La memoria de Primo Levi se difumina silenciosamente desde aquel día de abril de l987 en que su cuerpo se precipitó por el hueco de la escalera de la misma casa en que nació. Todo ello a pesar de que diez años después de su muerte, y a modo de homenaje, Franceso Rosi llevara a la pantalla la versión cinematográfica de La tregua, una de sus obras.
Muy distinta es la situación de Imre Kertész y Primo Levi. El primer premio Nobel húngaro era hasta el día en que la Academia sueca acordó otorgarle el galardón, prácticamente un escritor desconocido en Occidente y su obra traducida al español por una pequeña editora catalana. La memoria de Primo Levi se difumina silenciosamente desde aquel día de abril de l987 en que su cuerpo se precipitó por el hueco de la escalera de la misma casa en que nació. Todo ello a pesar de que diez años después de su muerte, y a modo de homenaje, Franceso Rosi llevara a la pantalla la versión cinematográfica de La tregua, una de sus obras.
Los
dos escritores supervivientes del exterminio entienden los campos de
concentración como una siniestra señal de peligro. En los dos brotó en
los días del Lager la necesidad interior de dar testimonio, de hablar a
los "demás" para que supiésemos lo que aconteció y jamás olvidemos lo
que el hombre hizo con el hombre. Los dos reconocen que ninguna lengua
cuenta con las suficientes palabras para expresar la ofensa recibida por
la humanidad en los campos de exterminio, el aniquilamiento del ser
humano.
Pero
también los dos no permitieron que la desesperanza anidara en sus almas
y minara completamente los deseos de sobrevivir en ese infierno llamado
Auschwitz-Bikerneau. Los dos coincidieron en aquel territorio del
exterminio nazi y los dos fueron liberados en 1945. Primo Levi fue uno
de los 20 supervivientes italianos de Auschwitz. Imre Kertész, un simple
número entre el medio millón de húngaros deportados en el mismo, que
convirtieron el magiar en la lengua más hablada en el campo de
exterminio.
El azar los unió de nuevo en el año 2002. Imre Kertész recibe el premio Nobel de Literatura, el primer y definitivo reconocimiento a escala planetaria de la literatura del Holocausto. En las mismas fechas en las que aparece traducido al español I sommersi e i salvati de Primo Levi. El Aleph Editores completa así su trilogía memorial (Si esto es un hombre, La tregua, Los hundidos y los salvados).
La Academia sueca reconoce en la trilogía de Kertész (Sin destino, Fracaso, Kaddish por el hijo no nacido) la experiencia frágil del hombre contra la arbitrariedad desalmada de la historia. Arbitrariedad que dejó en el Nobel húngaro terribles cicatrices que hacen que el protagonista de Kaddish por el hijo no nacido rece para que no se produzca el nacimiento de un ser humano en un mundo que permite la existencia de horrores como los de Auschwitz.
La Academia sueca tenía una deuda con la literatura memorial de los campos en los que se consumó el genocidio. En Kertész, al menos de forma simbólica, se premia a otros testigos de la barbarie, entre ellos a Primo Levi, a Jorge Semprún (El largo viaje), a Roberto Antelme (La especie humana) y también a Jean Améry, Violeta Friedman o Paul Celan.
Imre Kertész es un escritor distante de su tierra e incluso de Europa. Se considera un ciudadano del mundo y no olvida que en su día fueron asesinados seiscientos mil húngaros y Occidente calló. Su primera novela después del Nobel, titulada Liquidación, fue su último libro sobre el Holocausto y, a la vez, una fabulación contemporánea que se desarrolla en la Hungría de la caída del régimen comunista.
El azar los unió de nuevo en el año 2002. Imre Kertész recibe el premio Nobel de Literatura, el primer y definitivo reconocimiento a escala planetaria de la literatura del Holocausto. En las mismas fechas en las que aparece traducido al español I sommersi e i salvati de Primo Levi. El Aleph Editores completa así su trilogía memorial (Si esto es un hombre, La tregua, Los hundidos y los salvados).
La Academia sueca reconoce en la trilogía de Kertész (Sin destino, Fracaso, Kaddish por el hijo no nacido) la experiencia frágil del hombre contra la arbitrariedad desalmada de la historia. Arbitrariedad que dejó en el Nobel húngaro terribles cicatrices que hacen que el protagonista de Kaddish por el hijo no nacido rece para que no se produzca el nacimiento de un ser humano en un mundo que permite la existencia de horrores como los de Auschwitz.
La Academia sueca tenía una deuda con la literatura memorial de los campos en los que se consumó el genocidio. En Kertész, al menos de forma simbólica, se premia a otros testigos de la barbarie, entre ellos a Primo Levi, a Jorge Semprún (El largo viaje), a Roberto Antelme (La especie humana) y también a Jean Améry, Violeta Friedman o Paul Celan.
Imre Kertész es un escritor distante de su tierra e incluso de Europa. Se considera un ciudadano del mundo y no olvida que en su día fueron asesinados seiscientos mil húngaros y Occidente calló. Su primera novela después del Nobel, titulada Liquidación, fue su último libro sobre el Holocausto y, a la vez, una fabulación contemporánea que se desarrolla en la Hungría de la caída del régimen comunista.
La
obra de Kertész es enormemente compleja. Sus libros son muestras
lúcidas de un autoanálisis doloroso, brutal y sin concesiones sobre el
acontecimiento más traumático de la civilización occidental y del que él
mismo fue víctima y ahora es testigo. Textos duros, filosóficos,
existenciales, alejados del sentimentalismo, pero inmensamente
perspicaces. Rezuman memoria y son una constante advertencia de cómo la
gente, con frecuencia de forma inconsciente, se integra en la maquinaria
del poder que exige sumisión y silencio. En la mente del escritor
magiar, Auschwitz acabó únicamente porque cambió la suerte de la guerra,
pero nunca ha existido en Occidente nada que pueda considerarse una
negación fundamental de lo que fue y supuso el Lager siniestro.
En Si esto es un hombre,
el primer trabajo literario de Primo Levi y principio de su trilogía
memorial, el autor recupera con austera serenidad sus recuerdos
personales en los campos de exterminio. Su testimonio sobre lo inhumano
de Auschwitz y las terribles convulsiones del alma sometida a la
convivencia con la muerte, le devuelven al horror su realidad y lo hacen
tangible.
La tregua, la segunda entrega de la trilogía, es el libro del retorno. Los escasos supervivientes italianos de Auschwitz culminan un viaje tortuoso y esperpéntico a través de media Europa y el lector asiste atónito a la riqueza infinita de matices de la humanidad encontrados a través de su viaje, pero atenazado por el miedo a escuchar de nuevo la orden del amanecer en Auschwitz, la palabra extranjera, la orden temida y esperada: "¡A levantarse!","Wstawác".
En Los hundidos y los salvados Primo Levi efectúa una reflexión radical sobre cuestiones esenciales como la libertad, la vergüenza, la complicidad, el compromiso y un alegato a favor de la piedad como categoría básica de una ética que merezca ser llamada humana. E invita a reflexionar sobre algo que aconteció. De manera increíble pero real ocurrió que un pueblo civilizado, criado en la cuna del florecimiento cultural de Weimar, siguió a un histrión que hoy movería a risa. Y sin embargo sucedió y por consiguiente puede volver a suceder.
El escritor que murió trágicamente en l987, no tuvo la oportunidad de contemplar cómo todo se está repitiendo de nuevo: personajes tan inhumano como Hitler dirigen hoy el muchos estados. Un personaje de parecida categoría moral dirigió no hace mucho el estado de Israel, llegando a marcar los cuerpos de los palestinos y haciendo de la historia de Primo Levi algo más desolador que nunca, como escribió L. García Montero. Auschwitz que cambió de nombre, pero que nunca dejó de existir.
La tregua, la segunda entrega de la trilogía, es el libro del retorno. Los escasos supervivientes italianos de Auschwitz culminan un viaje tortuoso y esperpéntico a través de media Europa y el lector asiste atónito a la riqueza infinita de matices de la humanidad encontrados a través de su viaje, pero atenazado por el miedo a escuchar de nuevo la orden del amanecer en Auschwitz, la palabra extranjera, la orden temida y esperada: "¡A levantarse!","Wstawác".
En Los hundidos y los salvados Primo Levi efectúa una reflexión radical sobre cuestiones esenciales como la libertad, la vergüenza, la complicidad, el compromiso y un alegato a favor de la piedad como categoría básica de una ética que merezca ser llamada humana. E invita a reflexionar sobre algo que aconteció. De manera increíble pero real ocurrió que un pueblo civilizado, criado en la cuna del florecimiento cultural de Weimar, siguió a un histrión que hoy movería a risa. Y sin embargo sucedió y por consiguiente puede volver a suceder.
El escritor que murió trágicamente en l987, no tuvo la oportunidad de contemplar cómo todo se está repitiendo de nuevo: personajes tan inhumano como Hitler dirigen hoy el muchos estados. Un personaje de parecida categoría moral dirigió no hace mucho el estado de Israel, llegando a marcar los cuerpos de los palestinos y haciendo de la historia de Primo Levi algo más desolador que nunca, como escribió L. García Montero. Auschwitz que cambió de nombre, pero que nunca dejó de existir.
Francisco Martínez Bouzas
Imre Kertész |
Fragmentos
"Y
dejad de decir por fin, dije con toda probabilidad, que Auschwitz no
tiene explicación, que Auschwitz es el producto de fuerzas irracionales,
inconcebibles para la razón, porque el mal siempre tiene una
explicación racional, es posible que el propio Satanás sea irracional,
como lo es Yago, pero sus criaturas sí son racionales, todos sus actos
se derivan de algo, igual que una fórmula matemática; se derivan de
algún interés, del afán de lucro, de la pereza, del deseo de poder y de
placer, de la cobardía, de la satisfacción de este o de aquel instinto, y
si no, pues de alguna locura al fin y al cabo, de la paranoia, de la
manía depresiva, de la piromanía, del sadismo, del asesinato sexual, del
masoquismo, de la megalomanía demiúrgica o de otro tipo, de la
necrofilia, qué sé yo de qué perversión de las muchas que hay o de todas
juntas quizá, porque, dije con toda probabilidad, porque prestad
atención, porque lo verdaderamente irracional y lo que no tiene
explicación no es el mal, sino lo contrario: el bien. "
(Imre Kertész, Kaddish por el hijo no nacido)
…..
Primo Levi |
“Los
jóvenes suelen preguntarnos, con mayor frecuencia y más insistencia a
medida de que pasa el tiempo, quiénes eran, de qué pasta estaban hechos
nuestros «esbirros». La palabra se refiere a nuestros ex guardianes, a
los SS, y a mi entender no es apropiada: hace pensar en individuos
retorcidos, mal nacidos, sádicos, marcados por un vicio de origen. Y, en
lugar de ello, estaban hechos de nuestra misma pasta, eran seres
humanos medios, medianamente inteligentes, medianamente malvados: salvo
excepciones, no eran monstruos, tenían nuestro mismo rostro, pero habían
sido mal educados. Eran, en su mayoría, gente gregaria y funcionarios
vulgares y diligentes: algunos fanáticamente persuadidos por la palabra
nazi, muchos indiferentes, o temerosos del castigo, o deseosos de hacer
carrera, o demasiado obedientes. Todos habían sufrido la aterradora
deseducación suministrada e impuesta desde la escuela como habían
querido Hitler y sus colaboradores, completada después por el Drill de
las SS. Muchos se habían alistado en esa milicia por el prestigio que
confería, por su omnipotencia o también, sólo para escapar de las
dificultades familiares. Algunos, poquísimos en verdad, se
arrepintieron, pidieron ser transferidos al frente, proporcionaron
cautas ayudas a los prisioneros, o eligieron el suicidio. Debe quedar
bien claro que responsables, en grado menor o mayor, fueron todos, pero
que detrás de su responsabilidad está la de la gran mayoría de los
alemanes, que al principio aceptaron, por pereza mental, por cálculo
miope, por estupidez, por orgullo nacional, las «grandes palabras» del
cabo Hitler, lo siguieron mientras la fortuna y la falta de escrúpulos
lo favoreció, fueron arrollados por su caída, se afligieron por los
lutos, la miseria y el remordimiento, y fueron rehabilitados pocos años
más tarde por un juego político vergonzoso”
(Primo Levi, Los hundidos y los salvados, páginas 269-270)
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