Cáncer |
Nada más verle sentí un
escalofrío. Era él. ¡No! ¿Sí? Mejor salir de dudas y decidida me acerqué a la
barra.
No tuve necesidad de iniciar una conversación. El camarero solícito le estaba preguntando:
-¿Otro
whisky, Sr. Campos?
No. No era él. Tampoco
podría ser un hermano ya que era hijo único, a no ser que…
Recordé aquél primer beso
de René que me viene siempre a la memoria cuando pruebo y comparo. Hasta ahora
no ha habido nadie que le superase. No solo era inteligente para solventar los
problemas que en aquel entonces me perturbaban, era emotivo, sensible, algo
misterioso e intuitivo, como buen Cáncer.
Con la cabeza en mis
pensamiento no me di cuenta que llevaba un buen rato en su punto de mira. Solo
al sentir un tintineo de cristales volví en mí, entonces miro a ese hombre que con una
sonrisa me desea: «Salud».
Le devuelvo el cumplido.
-¿Cómo
te llamas?
-No.
No. El interrogatorio lo comienzo yo. Tu nombre y tu signo zodiacal.
-Gonzalo.
Cáncer.
Justo lo que necesitaba
para entretenerme este mes.
Tigre |
© Marieta Alonso Más
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