Berlanga de Duero
Berlanga es una villa
preciosa en la provincia de Soria. Por su término discurre el río Duero y sus
afluentes Escalote y Talegones. Se disfruta paseando por esa ribera soriana,
por sus bosques y pastos, su castillo, imaginando no solo la gran gesta que
supuso su construcción, sino también la historia que todavía cuentan sus piedras
grabadas a fuego y espada, recorriendo sus calles aportaladas, sus casas de
adobe y entramado de madera, sostenidas por recios postes y en algunas de sus
fachadas blasones.
Por todo ello fue declarada
Bien de Interés Cultural en 1931. Sus fiestas patronales son a finales de
agosto. Según cuenta la leyenda su nombre procede del asentamiento romano
llamado Augusta Valeriánica, en honor del emperador Valeriano que la hizo
colonia romana.
Las primeras noticias de su
historia datan de los últimos años del siglo X, durante la Reconquista. Desde su conquista por Almanzor hasta su
recuperación por Fernando I de Castilla y de León, Berlanga fue restaurada por
los árabes, que la tenían en gran estima a causa del valor estratégico de su
castillo, formado por gruesos muros, rodeando una esbelta torre del homenaje. Esta
fortaleza medieval era un punto fuerte a la entrada de la sierra, valladar
natural que protegía una línea de castillos. De esta época debe ser el
acueducto, cuyos restos se aprecian en la falda del cerro del castillo y las
murallas.
La importancia histórica de
Berlanga de Duero se comprende por hallarse en la línea del Duero, línea divisoria
durante toda la Edad Media de los reinos moros y cristianos.
Y de paso no dejéis de
visitar a nueve kilómetros de Berlanga, en Casillas de Berlanga-Caltojar, una
iglesia mozárabe del siglo XI, la de San Baudelio o Baudilio, con importantes
pinturas murales, actualmente en el museo del Prado, en Madrid, y en los museos
de Boston, Indianápolis y en el de los claustros de Nueva York.
San Baudelio
¡Qué
importante es conocer nuestros pueblos!
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