jueves, 2 de noviembre de 2023

Amantes de mis cuentos: A la hora de pedir...

 



Cada día le pido a Dios que me libre de toda enfermedad, que me aparte de quien no me quiere bien, y que al final tenga una muerte digna. Creo que me escuchó. Nunca he estado en cama, no sé qué es la fiebre, y a mis años amo la vida, eso en lo que respecta a mi primera petición. También me concedió la segunda porque mi marido se dio a la fuga con una chica de veinte años hace seis meses. Tremendo disgusto se va a llevar la infeliz cuando se entere que la del dinero soy yo, y cuando él regrese con la cabeza gacha no le dejaré entrar en casa. Soy buena, no tonta.

Así que la tercera espero me la conceda dentro de veinticinco años, me gustaría llegar a los cien. Y justo ese año será compostelano, así que no tendré más remedio que ir a Santiago a darle un abrazo al santo. Luego podré morirme sin prisas, claro que, si fallo en el cálculo, me gustaría que algún hijo de mis amigos fuera en mi nombre y además, se tomara una buena porción de tarta de Santiago.

No me siento sola porque tengo una chica que me cuida. Tenía cinco amigas de toda la vida, de las de fiar, que se han marchado al otro mundo. No es culpa de ellas si no pueden venir a verme. Como no tengo hijos, Dios me ha dado dos sobrinos que me quieren sin presumir de ello.

Entretengo mis horas bordando, viendo fotos familiares, yendo al parque, y cada dos meses me voy de viaje, quiero darle la vuelta al mundo.

 

La vida hay que gozarla

 


 

© Marieta Alonso Más

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