El pueblo se alza sobre un elevado cerro, a 910 metros
sobre el nivel del mar, donde le azotan todos los vientos. Está a
noventa y seis kilómetros de Burgos y a unos veinte de Aranda de Duero.
Entra en la historia en el año 912. Ese año el
conde de Burgos, Gonzalo Fernández —padre de Fernán González el futuro
Conde de Castilla—, cruza el Duero y se establece en la fortaleza natural de
Haza, de difícil acceso y con numerosas cuevas. Desde
el cerro se tiene una amplia y preciosa vista.
En 939 Haza fue atacada por los ejércitos
de Abderramán III que la destruyeron. Más tarde hubo una incursión
cristiana contra la fortaleza musulmana. A partir del 977 la zona sufre las
acometidas de Almanzor.
Pero, durante la primera mitad del siglo XI sucedió algo. El poderoso califato de Córdoba se desmorona y surgen los reinos de taifas. Los reinos cristianos del norte expandieron su territorio y a partir del año 1011, la zona vuelve a ser recuperada por el conde Sancho García. El castillo pervivió a pesar de ir de mano en mano.
En la actualidad el pueblo está casi despoblado, aunque conserva un conjunto fortificado integrado por la muralla, el castillo y la torre del homenaje. La muralla de Haza es perfectamente visible en todo el lado sur sobre el valle del río Riaza y conserva varios cubos. Las casas se han integrado en la muralla en la cual han practicado ventanas y balcones.
Dentro del pueblo podemos contemplar la sencilla iglesia de San Miguel, de estilos románico y gótico, incorporada en su lado sur a la muralla. En su interior se conservan varias tablas hispanoflamencas del siglo XV.
Merece la pena una visita
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