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Era un soleado día de primavera con un cielo de
color azul intenso. La niña estaba en el balcón, miraba los pocos coches que
entonces pasaban por la calle de tierra y a los niños que jugaban por los
alrededores.
De repente apareció un gran camión o, lo que en esos
momentos, le pareció un gran camión con su remolque descubierto y vio como se
bajaba de él un hombre moreno y desaliñado que mantenía una breve conversación
con su padre.
Entre los dos comenzaron a cargar todo tipo de
artilugios, lámparas, barras de hierro, todo aquello que tuviera un componente
metálico y de pronto, encima de todos
esos trastos, apareció como por arte de magia su triciclo, con su asiento de skai
azul reluciente, su compañero de juegos con el que había compartido grandes y
gratos momentos.
La niña sintió cómo algo en lo más hondo de su ser
se rompía, se llevaban una parte suya y la desesperanza y la decepción,
quedaron reflejadas en su inocente rostro.
© Mª Carmen San Frutos Recio
El Triciclo por Mª Carmen San Frutos Recio se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
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