jueves, 1 de enero de 2015

Amantes de mis cuentos: El Ratoncito Pérez

Placa conmemorativa
El padre Luis Coloma situó la vivienda del Ratoncito Pérez
en la calle Arenal, nº 8 de Madrid 


Mi hija se casó en contra de mi voluntad con un borrico de hombre. Se encaprichó. Ya se sabe… pudo aspirar a algo mejor pero así es la juventud.

Lo bueno que he sacado de ese matrimonio, es un nieto que es lo más inteligente, lo más guapo, lo más cariñoso del mundo. Mi mujer que es una aguafiestas me dice que es como cualquier niño. ¡Qué sabrá ella!

Anoche sin ir más lejos pusimos debajo de la almohada un diente que se le cayó y el Ratoncito Pérez le dejó dos monedas. Estaba contento y feliz pero tuvo que venir su padre y lo único que se le ocurrió hacer fue quitarle el dinero y echarlo en la hucha. 

El niño al ver lo que había hecho no cesaba de llorar y el muy zoquete le dio una buena azotaina con estas palabras: Ahora sí tendrás motivos para lagrimear.

Se refugió en mi regazo y cuando mi yerno se marchó intenté consolarlo: No te preocupes, campeón, abrimos la hucha y las sacamos.

Con toda la razón del mundo me contestó entre sollozos: ¿Y cómo sabremos cuáles son las que me trajo el Ratoncito Pérez? 


© Marieta Alonso Más 




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