miércoles, 7 de enero de 2015

Maria Isabel Martínez Cemillán: El Hotel Palace

Hotel Palace
Plaza Cánovas del Castillo o Plaza Neptuno

Madrid, que hoy tiene tantos y tan lujosos hoteles, carecía por completo de ellos a principios del siglo XIX y fue el rey Alfonso XIII el que, personalmente, urgió la edificación del Hotel Ritz que abrió sus puertas en 1910.

Pero el Ritz no solucionaba totalmente el problema, solo tenía ciento seis habitaciones, claramente insuficientes para el creciente turismo de élite que nos visitaba atraído, especialmente, por el Museo del Prado y sus casi recién expuestos cuadros de Velázquez.

Así estaban las cosas cuando, casualmente, coinciden en el Hipódromo de Deauville el rey Alfonso, gran aficionado, y el belga Georges Marquet, que poseía cuadra propia y varios hoteles en la Costa Azul. Simpatizan y el rey lanza el reto al empresario  de construir en Madrid un hotel de lujo dotado de los últimos adelantos. Como el inteligente Marquet sabía que la capital de España estaba convirtiéndose en importante ciudad europea (la Gran Vía en plena construcción) acepta el reto y de inmediato ordena a sus empleados busquen el local adecuado.
Ventanas del bow-window

Y van a encontrar el mejor. En 1895 la duquesa viuda de Medinaceli había vendido su palacio situado en plena confluencia de Carrera de San Jerónimo con el Paseo del Prado que derribado y remodelada la zona formaba un inmenso solar de seis mil metros cuadrados.

Marquet lo compra, crea la Sociedad Madrid Palace Hotel S. A., y en 1911, bajo la dirección de Eduardo Ferrés i Puig, uno de los mejores arquitectos de la época, se levantan en tiempo record las seis plantas sobre rasante y tres subterráneas en dieciocho meses y once días.

El 9 de marzo de 1911 Alfonso XIII pone la primera piedra. El 20 de septiembre la obra está finalizada. El 12 de octubre se inaugura, con precios elevados: habitación doble, 7,50 pesetas; habitación sencilla, 5 pesetas; pensión completa, 12,50 pesetas. Todas las habitaciones tienen cuarto de baño y teléfono, según dijo la prensa.
Cúpula-vitral

La España neutral de la Gran Guerra de 1914, hace llegar al Palace desde fugitivos a espías, desde negociantes a grandes empresarios que bajo la preciosa cúpula Art Decó negocian y conspiran. En él se alojaron Mata Hari, Strawinsky y Diaghilev, sustituidos al acabar la guerra, en los locos años 20, por Dalí, Picasso, Buñuel, Margarita Xirgu y muchos, muchos más. Centro de actividad política en el nacieron conspiraciones y maniobras electorales de Azaña, Alcalá Zamora y Madariaga, entre otros y en La Brasserie, hoy desaparecida,  donde tiraban la mejor cerveza, se reunían casi a diario una lista interminable de celebridades, Raquel Meyer, Alberti, Carlos Gardel, Zuloaga…

Hasta que en la Guerra Civil del 36 desaparece la actividad hotelera, el Gobierno de la República dona una planta entera a la Embajada Soviética y se traslada al Palace el Hospital de Base de Carabanchel.

Finalizada la guerra Marquet y su hijo, recuperan un lugar devastado, destrozado y robado, lo único que se salvó fue la cubertería que algunos fieles trabajadores del hotel habían logrado esconder en la última planta. La restauración del edificio costó más de cuatro millones de pesetas y seis meses de intenso trabajo. Como si no hubiera pasado nada, tras dejar una línea en blanco, el recepcionista escribió en el libro registro: Este libro vuelve a ponerse en vigor el 1 de octubre de 1939. Ese mismo día entraron cincuenta y cuatro clientes, a los pocos días la mitad de las habitaciones ya estaban ocupadas y atendidas por casi mil empleados.

Vuelven los de siempre y otros nuevos: Mihura, Jardiel, Manolete y como huésped estable el gran periodista Julio Camba que vivirá en el Palace hasta su muerte y con el boom turístico de los sesenta, toda clase de celebritys extranjeras, una larga historia de hechos, y anécdotas  que no podemos enumerar para no alargarnos demasiado.
Fachada noble del Hotel Palace

Como final unas palabras del escritor Pérez Reverte: Desde el Palace, espléndida  vista,  El Prado, los Jerónimos, Ritz, Neptuno, Thyssen y la venerable Real Academia. Son cien años en plena encrucijada madrileña, más de un siglo en el corazón de su Historia.













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Fotos: Wikipedia, la enciclopedia libre


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