Foto: José Mesa |
En mis paseos por el barrio viejo, me llamaba la
atención el balcón adornado con plantas. Destacaba notablemente porque
proporcionaba una cierta calidez a la frialdad de la piedra, pese a qué tampoco
presentaban su aspecto más lozano, quizás si tuvieran begonias o alegrías le
darían mayor frescura. La escasa
distancia frontal entre una casa y otra, impedía el paso del sol. Había
demasiada sombra.
La fachada de la casa no estaba bien cuidada. Parte
de los canalones habían desaparecido, y la humedad impregnaba la piedra. En
tiempo más frio, posiblemente el musgo aparecería.
Nunca vía a nadie en el balcón, pese a que me
gustaba la tranquilidad de la zona, pero realmente parecía que el lugar estaba
deshabitado. Solo esas plantas y los visillos del balcón, denunciaban la
presencia humana.
Después de muchos paseos por la zona, caminando por
esa misma calle, una tromba de agua cayó
sobre mi cabeza. Sacándome rápidamente de mis ensoñaciones y fantasías.
Empapado miré hacía el lugar de donde venía el agua. Un anciano asustado me
pidió perdón e invitó a subir a la casa para que me secara. Se le había caído
el cubo con el agua.
Me esperaba a la entrada con una toalla. No dejaba de
pedir disculpas y me convidó a sentarme. Vivía sólo. Los servicios sociales le
llevaban comida. Unos jóvenes le visitaban todas las semanas, y todos querían
que fuera a una residencia, no debía estar sólo decían, sería más feliz allí, pero
¿quién cuidaría las plantas de Carmiña?, y sobre todo los recuerdos que le
visitaban.
Emocionado, recordé
a Benedetti:
De
vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quien sabe donde quedan mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser computada
quien sabe qué consejos voy a inventar aun
y que atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire mas piedras
abriré la ventana
abriré la
ventana.
© Marisa Caballero
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