Lugar de peregrinaje en un rincón de los alrededores de Braga, en Portugal. Con sus monumentales, zigzagueantes y barrocas escaleras de tonos blancos y grises, recorres por el camino una serie de capillas que hablan del viacrucis, los sentidos, las virtudes… Salvan un desnivel de 116 metros hasta llegar a la iglesia que corona el conjunto monumental.
Subamos pues. Al principio de la escalera se puede ver el escudo de armas de Rodrigo de Moura Telles, arzobispo de Braga. En el primer tramo de escalera, unas capillas dedicadas al Vía Crucis con esculturas de terracota que describen la Pasión de Cristo.
El segundo tramo de escalera está dedicado a los Cinco Sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto, cada uno representado por una fuente diferente. Al final de esta escalera se edificó en 1725 una iglesia barroca. Detrás de esa iglesia se construyeron tres capillas octogonales con estatuas que describían episodios posteriores a la Crucifixión y alrededor de estas capillas cuatro fuentes barrocas con estatuas de los evangelistas.
En 1781, el arzobispo Gaspar de Braganza añadió un tercer tramo de escaleras dedicado a las Tres Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad, cada una con su fuente; además de demoler la vieja iglesia y hacer una nueva de estilo neoclásico.
Si no te sientes con fuerza para subir todos los peldaños, en 1882 se construyó el Elevador do Bom Jesús, que unía la ciudad de Braga con la colina. Fue el primero de su clase que se construyó en la Península Ibérica y aún sigue en uso.
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