martes, 7 de septiembre de 2021

Dulce María Loynaz: He aprendido

 



He aprendido que no puedo hacer que alguien me ame, pero puedo convertirme en alguien a quien se puede amar. El resto depende de los otros.

He aprendido que por mucho que me preocupe por los demás, muchos de ellos no se preocuparán por mí.

He aprendido que se pueden requerir años para construir la confianza y únicamente segundos para destruirla.

He aprendido que lo que verdaderamente cuenta en la vida no son las cosas que tengo alrededor, sino las personas que tengo alrededor.

He aprendido que puedo encantar a la gente por unos quince minutos, después de eso necesito poder hacer más.

He aprendido que no puedo compararme con lo mejor que hacen los demás, sino con lo mejor que puedo hacer yo.

He aprendido que lo más importante no es lo que me sucede, sino lo que hago al respecto.

He aprendido que hay cosas que puedo hacer en un instante y que pueden ocasionar dolor durante toda una vida.

He aprendido que es mucho más fácil reaccionar que pensar… y más satisfactorio pensar que reaccionar.

He aprendido que siempre debo despedirme de las personas que amo con palabras amorosas, podría ser la última vez que las vea.

He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que creí posible.

He aprendido que soy responsable de lo que hago, cualquiera que sea el sentimiento que tenga.

He aprendido que si no controlo mis actitudes, ellas me controlan a mí.

He aprendido que por apasionada que sea una relación en un principio, la pasión se desvanece y algo más debe tomar su lugar.

He aprendido que los héroes son las personas que hacen aquello de lo que estén convencido, a pesar de las consecuencias.

He aprendido que aprender a perdonar requiere mucha práctica.

He aprendido que el dinero es un pésimo indicador del valor de algo o de alguien.

He aprendido que con los amigos podemos hacer cualquier cosa, o no hacer nada, y tener el mejor de los momentos.

He aprendido que a veces las personas que creo que me van a patear cuando estoy caída, son aquellas que me ayudan a levantar, y aquellas que creo que me van a levantar son las que me patean.

He aprendido que en muchos momentos tengo el derecho de estar enojada, más no el derecho de ser cruel.

He aprendido que el verdadero amor y la verdadera amistad continúan creciendo a pesar de la distancia.

He aprendido que simplemente porque alguien no me ame de la misma manera en que yo quisiera, no significa que no me ame a su manera.

He aprendido que la madurez tiene que ver más con las experiencias que he tenido y aquello que he aprendido de ellas, que con el número de años cumplidos.

He aprendido que nunca debo decirle a un niño que sus sueños son tontos, pocas cosas son tan humillantes y qué tragedia sería si lo creyera.

He aprendido que por bueno que sea el buen amigo, tarde o temprano me voy a sentir lastimada por él y debo saber perdonar por ello.

He aprendido que no siempre es suficiente ser perdonada por los otros, a veces tengo que perdonarme a mí misma.

He aprendido que por más fuerte que sea mi duelo, el mundo no se detiene por mi dolor.

He aprendido que mientras mis antecedentes y circunstancias puedan haber influenciado en lo que soy, yo soy responsable de lo que llego a ser.

He aprendido que, porque dos personas discutan, no significa que no se aman; y simplemente porque dos personas no discutan no significa que se amen.

He aprendido que no tengo que cambiar de amigos si comprendo que los amigos cambian.

He aprendido que dos personas pueden mirar la misma cosa y ver algo totalmente diferente.

He aprendido que hay muchas maneras de enamorarse y permanecer enamorado.

He aprendido que, sin importar las circunstancias, cuando soy honesta conmigo, llego más lejos en la vida.

He aprendido que muchas cosas pueden ser generadas por la mente; el truco es el autodominio.

He aprendido que aun cuando pienso que no puedo dar más, cuando un amigo pide ayuda, logro encontrar la fuerza para ayudarlo.

He aprendido que tanto escribir como hablar alivia los dolores emocionales.

He aprendido que los títulos sobre la pared no nos convierten en seres decentes.

He aprendido que las personas mueren demasiado pronto.

He aprendido que, aunque la palabra amor pueda tener diferentes significados, pierde su valor cuando se usa con ligereza.

He aprendido que es muy difícil determinar dónde fijar el límite entre no herir los sentimientos de los demás y defender lo que creo.

He aprendido que siempre puedo orar por otro cuando no tengo las fuerzas para ayudarlo de alguna otra manera.

He aprendido que deberíamos estar contentos de que Dios no nos dio todo lo que pedimos.

He aprendido que, bajo la coraza más dura, hay alguien que quiere ser apreciado y amado.

He aprendido que el Señor no lo hizo todo en un día. ¿Qué me hace pensar que yo puedo?

He aprendido que el amor y no el tiempo, cierran todas las heridas.

He aprendido que debemos mantener nuestras palabras tiernas, porque mañana tal vez debamos tragárnoslas.

He aprendido que... Debo seguir aprendiendo


Dulce María Loynaz 

 



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