Según cuenta la tradición, el
rey Alfonso VI de León, tras arrebatar la plaza de Madrid al poder musulmán en
1083 quiso restablecer el culto a la Virgen de la Vega. Entre la comunidad
mozárabe madrileña perduraba el vago recuerdo de la existencia de una imagen de
María muy antigua, previa a la conquista islámica en el 712, que fue ocultada en
la muralla para evitar su profanación. Se desconocía el lugar exacto.
El rey estaba decidido a
encontrarla y mientras reconquistaba la ciudad imperial de Toledo, y con el
deseo de que no quedase la antigua Iglesia de Santa María, sin una imagen de la
Virgen, mandó pintar en la pared de la Capilla Mayor una imagen de María a
quien pusieron en la mano una Flor de Lis. La imagen fue consagrada por el entonces
arzobispo don Bernardo. Se dice que el autor de la pintura se inspiró en la
esposa del rey Alfonso VI, la reina Constanza, para realizar la obra.
La búsqueda de la Virgen de
la Vega no cesaba. El 9 de noviembre de 1085, durante una de las solemnes
rogativas que se celebraban, iba el rey encabezando la procesión, y al llegar
al pie de una de las torres cercanas a la Puerta de la Vega ‒en el lugar en que
hoy se sitúa la catedral‒ dos cubos de la muralla se desplomaron dejando al
descubierto la imagen sagrada, con dos velas encendidas. El rey le otorgó el
título de Real, siendo conocida desde entonces como Santa María La Real de la
Almudena.
Esta primitiva imagen, por
desgracia, se quemó en el siglo XV, en tiempos del rey Enrique IV. Por eso la
imagen actual no tiene nada que ver con la original, ya que es de estilo gótico
tardío, realizada posiblemente entre los siglos XV y XVI. Representa a María con
túnica rojiza, y rico manto dorado que cubre sus hombros que cae en pliegues
por delante en color azul. Sostiene al Niño, desnudo, con ambas manos y reposa
en un trono de plata barroco.
No solo en Madrid se venera.
Una réplica de esta imagen hecha por el artista cusqueño Juan Tomás Tuyro Túpac
se encuentra en la ciudad del Cuzco, Perú, en el templo de la Almudena.
Y ¿qué fue de Nuestra Señora
de la Flor de Lis?
Con el paso de los años, al
construirse el retablo de la Capilla Mayor, el fresco con la imagen de María,
el Niño sobre sus rodillas y la flor de lis sujeta con la mano derecha quedó
detrás del retablo, permaneciendo en el olvido hasta el año 1623. Hay quienes
consideran que tiene un aliento que recuerda al estilo bizantino, por lo que en
ocasiones ha inducido error al datarla antes del siglo XIII.
Un día en que la reina Isabel
de Borbón, antes de dar a luz a la infanta Margarita, acudió a rezar a la antigua
iglesia de Santa María, pidió que se trasladara la imagen de la Almudena al altar
mayor, y fue cuando al retirar unas tablas del retablo surgió pintada en el
muro la imagen de Nuestra Señora de la Flor de Lis.
Más tarde, Felipe IV mandó a
construir un gran retablo para Santa María La Real de la Almudena, y se decidió
arrancar la antigua pintura mural trasladándola a los pies del templo.
En 1841 se funda la Real e
Ilustre Congregación de Nuestra Señora de la Flor de Lis. En 1868 con la
destrucción de la antigua iglesia de Santa María, la pintura se traslada al
entonces convento de las Bernardas. Y en 1911 es llevada la cripta de la
proyectada Catedral de Madrid, donde permanece expuesta a la devoción de
madrileños y visitantes hasta el día de hoy, en el altar lateral izquierdo,
junto a la sacristía.
Los días diecisiete de cada
mes se ofrece la Santa Misa en honor de Nuestra Señora de la Flor de Lis y al
finalizar, se va hasta su altar para cantarle la Salve Regina.
Se trata de uno de los pocos
ejemplos de restos pictóricos del románico que hay en la Comunidad de Madrid.
Visitadlas
Muchas gracias mi querida amiga y colega antropóloga por el descriptivo de la virgen de la Almudena que has hecho. Un abrazo
ResponderEliminarGracias a ti por leerme. Un abrazo
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