Defender la alegría
a pesar las tristezas que se respiran en el
ambiente.
Defenderla con las uñas y los dientes apretados,
como el mayor de los tesoros jamás hallado en las
profundidades de una órbita lejana.
Alegre y libre como el viento en movimiento
te quiero aquí a mi lado,
como una montaña rosada
acariciada por un rayo de luz inesperado.
Como la gota de lluvia que busca
su gravedad en los cúmulos de un nimbo.
Como la sonrisa que nace tras una caricia
tentadora.
Saber que sin ella todo pierde su color y
brillo.
Cuidarla, alimentarla y a veces liberarla de todo su
bagaje.
Yo sin ella estoy perdida en un helado océano de
guarismos.
© Sol Cerrato
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