El itinerario de Antonino,
del siglo III, es la fuente escrita que más información nos aporta sobre la red
viaria romana.
Gracias a esos caminos Roma
pudo movilizar grandes efectivos militares para la conquista de territorios, favoreció
el transporte de mercancías por el interior del continente contribuyendo a su
expansión comercial. La nueva cultura: el derecho romano, el modelo urbano, el
servicio de correo…, se difundió por todo el Imperio. Fue todo un acierto.
El modelo de calzada romana
se estableció con la construcción de la vía Apia en el año 312 a.C., trazada
por Apio Claudio el Ciego. Esta fue la primera vía de comunicación proyectada a
gran escala con el fin de unir Roma con Capua.
Al final de la República la
península itálica estaba dotada de estas grandes vías y cada una llevaba el
nombre del cónsul que la había establecido.
Para trazar un recorrido los
ingenieros romanos partían de un estudio previo topográfico. Después se
acondicionaba el terreno con terrazas y refuerzos en unas zonas, se excavaban
trincheras en otras, se deforestaban zonas boscosas, se levantaban puentes y
viaductos o se desecaban áreas pantanosas.
A medida que el Imperio se
expandía, la administración adaptaba el mismo modelo a las nuevas provincias.
En su apogeo, la red principal de calzadas romanas alcanzó unos cuatrocientos
mil kilómetros.
La financiación de la
construcción de carreteras era responsabilidad del gobierno romano. El
mantenimiento, sin embargo, se dejaba en manos de la provincia.
El proceso de construcción de
una calzada consistía en varias fases:
Deforestación, explanación,
delimitación del firme. La anchura era de 4,2 metros para permitir el cruce de
dos carros, y a ella se sumaban los arcenes o aceras que alcanzaban los tres
metros (1,5 metros en cada lado) en los tramos de más tráfico.
La calzada estaba formada por
diferentes estratos de materiales que garantizaban la filtración del agua sin
que se crearan pozos.
Statumen: En la base de un
lecho excavado se disponían los cimientos, una gruesa capa a base de grandes
cantos rodados y piedras unidas con mortero y arcilla.
Rudo: Sobre la capa de
cimentación se superponía otra más delgada compuesta por guijarros, cascotes,
gravas y cal, apisonada para darle mayor solidez.
Núcleo: Sobre la capa del
Rudo se depositaba una capa espesa de mortero prensado de cal y arena o grano
fino, cerámica y ladrillos triturados.
Pavimento: En el mortero de
la capa anterior se incrustaba una capa de guijarros o grava. Para las vías más
importantes losas irregulares de piedra dura, preferiblemente basalto.
Miliarios: Estos bloques de
piedra marcaban la distancia entre Roma, u otro centro urbano importante, y
algún punto de la vía. Distaban unos mil pasos romanos o una milla que equivale
a 1478 metros. Todas las carreteras partían del Templo de Saturno. En él se
enumeraban todas las ciudades importantes del Imperio y las distancias hasta
ellas.
Los viajeros se ponían bajo
la protección de dioses titulares y en el camino encontraban lugares de culto y
templos para invocar a Mercurio, dios del comercio y de los viajeros, a Diana,
guardiana de los caminos… o a los que
fueran encontrando por los caminos.
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