Su partida de nacimiento nos
dice que nació el 8 de diciembre de 1685 en Santa María Maggiore, Italia. Murió,
a los ochenta años, el 25 de noviembre de 1766 en Colonia, Alemania.
Fue el creador de un perfume
al que nombró en 1709 Eau de Cologne, en agradecimiento a la ciudad que lo
había acogido. Hoy en día es la Fábrica de Perfume más antigua del mundo y se
puede visitar el Museo para conocer el origen de la fragancia y su fundador.
Al principio, Farina visitaba
a sus clientes recorriendo los caminos a caballo y él mismo firmaba, dedicaba y
sellaba las etiquetas de su fragancia. Su logotipo: un tulipán rojo enmarcado
con su firma.
En una carta escrita en 1708,
el perfumista describió así su nuevo aroma:
«Mi fragancia recuerda a una
mañana primaveral italiana, después de la lluvia, naranjas, limones, pomelos,
bergamota, cedrat y a las flores y hierbas de mi país natal».
Se dice que es un perfume
elegante, suave, para damas y caballeros. Un perfume versátil que combina con
lo casual y a la vez con lo formal. Esta fragancia cautivó a la nobleza del
siglo XVIII. Entre sus clientes famosos se encontraba el Kaiser Carlos VI,
Fernando VI, rey de España Goethe, Voltaire, Mozart, Napoleón Bonaparte, Simón
Bolivar, la reina Victoria de Inglaterra…, Thomas Mann, Indira Ghandi, la
Princesa Diana y hasta Bill Clinton lo han usado en épocas más recientes.
En aquel entonces Eau de
Cologne se refería únicamente al perfume creado por Juan María Farina. Después
de la Revolución Francesa, las cosas cambiaron, muchas personas trataron de plagiar
dicho perfume. Como en aquella época no había derechos de marca y Napoleón
Bonaparte firmó un decreto mediante el cual no se podían mantener en secreto
las fórmulas de medicinas, jarabes, remedio y perfumes, el Agua de Colonia se
convirtió en un genérico.
Por haber hecho a Colonia
mundialmente famosa, dicha ciudad le rindió homenaje a Farina erigiendo una
estatua, que es posible contemplar en la torre del Ayuntamiento.
La genuina, la auténtica Eau
de Cologne, hoy, es producida por la octava generación de la familia de su
creador.
Gracias,
Farina
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