Seremos viejos y vulnerables,
tal vez la memoria nos juegue muy malas pasadas.
Nuestros cuerpos se encorvarán.
Será difícil vestirse y desvestirse a la
velocidad del trueno.
Nuestras caras acumularán kilos de arrugas,
recordaremos el ayer constantemente.
Las articulaciones se harán más pesadas.
El mundo se convertirá en un laberinto
inquietante,
nuevas generaciones, nuevas formas de entender la
vida.
Nuevas realidades virtuales invadiendo nuestros
hogares.
Volveremos a ser viento y corteza nacarada.
Llegará ese desenlace precipicio.
Ver pasar tu tiempo en un segundo planetario.
Reconocer a tus seres queridos
en el túnel de las despedidas.
Reflexionar por las curvas del pasado,
para comprender la ambigua irrealidad de la nada.
Fundirse con el universo ¡claro!
pero sin dramatismos ni terribles dolores.
De una forma liviana y ligera.
Solo eso nos quedará,
que venga una muerte digna.
Y rápida.
¡Si puede ser!
Volveremos a ser viento y corteza nacarada.
© Sol Cerrato Rubio
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